jueves, 31 de marzo de 2011

Rubens: Lucha de San Jorge y el Dragón

Rubens aborda la leyenda del santo que salvó a una princesa de un dragón como una violenta explosión de energía concentrada en el jinete que se abalanza sobre la fiera. La exaltación del movimiento tiene su momento crucial en el caballo, representado de manera grandilocuente por el artista, pues estos animales son uno de los asuntos que más parecen entusiarmarle. La obra fue realizada en Italia, y en la figura de la princesa se aprecia el impacto que la escultura clásica supuso para Rubens, y en el caballo, la influencia de Leonardo da Vinci. El cuadro fue adquirido por el rey Felipe IV a los herederos de Rubens tras la muerte del pintor en 1640.





Video del canal PradoMedia comentado por Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo.

Pájaros















martes, 29 de marzo de 2011

La Giralda de Sevilla



La Giralda en 1198 (izquierda), 1356 (derecha) y en la actualidad (centro).

"En el mes de Ramadán de 567 (año 1172) empezó el Amir al-Mu/minin (Abu Yacub) a delinear el emplazamiento de esta mezquita noble y hermosa. Se encargó de ello al jeque de los arquitectos Ahmad ben Baso y a sus colegas, los arquitectos constructores de Sevilla, y a todos los arquitectos de al- Andalus, y con ellos a los arquitectos constructores de la capital Marrakus y de la ciudad de Fez y de la gente de allende al Estrecho y se reunieron en Sevilla de ellos y de las distintas clases de carpinteros y aserradores y obreros para las diferentes construcciones en gran número, hábiles cada uno en cada especialidad de las obras. Era el inspector jefe de los constructores y alarifes el arquitecto Ahmad ben Baso (que) abrió sus cimientos, junto a la aljama, y encontró en ellos un pozo manantial y lo cegó con piedras y cal, explanó sobre el agua hasta que aseguró las bases de los cimientos."
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"(Muerto el califa), se paralizaron las obras hasta (que en el año 1184 su hijo Abu Yusuf) mandó levantar el alminar (y tras una nueva paralización de las obras ordenó el califa) reanudar la construcción del alminar dicho y reedificar lo que se había arruinado en la mezquita. Se empezó la obra por el alarife Ali, el de Gomara, con ladrillo que es mejor que la piedra para la construcción." .


Gracias a estos textos del cronista almohade Ibn Sahib al-Sala, que forman parte de su obra "al-Mann bil-Imamah" (un manuscrito hallado por fortuna en 1930 en una biblioteca de la Universidad de Oxford) conocemos los nombres de los dos arquitectos que participaron en la construcción de la torre.





Fue reformada a partir de 1560, en pleno Renacimiento, según las trazas del arquitecto Hernán Ruiz, maestro mayor de la catedral, y que implicó también la colocación de balcones en los huecos de la parte inferior. Reforma que quedó completada con la colocación de la veleta o Giraldillo en 1568 y que dio a la Giralda su configuración actual.

lunes, 28 de marzo de 2011

Retratos con tornillos






Andrew Myers, escultor, nacido en Braunschweig, Alemania, criado en Ciudad Real, España y residiendo actualmente en California, utiliza hasta 10.000 tornillos para crear estos originales retratos. El proceso es tan laborioso como parece, cada cada tornillo es colocado manualmente (en diferentes longitudes) y pintado. Andrés no hace uso de programas informáticos para trazar sus retratos, es todo por el tacto, el tratamiento de cada pieza como una escultura tradicional.

domingo, 27 de marzo de 2011

El corazón de las tinieblas.


" La tierra parecía algo no terrenal. Estamos acostumbrados a verla bajo la forma encadenada de un monstruo dominado, pero allí, allí podías ver algo monstruoso y libre. No era terrenal, y los hombres eran... No, no eran inhumanos. Bueno, sabéis, eso era lo peor de todo: esa sospecha de que no fueran inhumanos. Brotaba en uno lentamente. Aullaban y brincaban y daban vueltas y hacían muecas horribles; pero lo que estremecía era pensar en su humanidad -como la de uno mismo-, pensar en el remoto parentesco de uno con ese salvaje y apasionado alboroto. Desagradable. Sí, era francamente desagradable; pero si uno fuera lo bastante hombre, reconocería que había en su interior una ligerísima señal de respuesta a la terrible franqueza de aquel ruido, una oscura sospecha de que había en ello un significado que uno -tan alejado de la noche de los primeros tiempos- podía comprender. ¿Y por qué no? La mente del hombre es capaz de cualquier cosa, porque está todo en ella, tanto el pasado como el futuro. ¿Qué había allí, después de todo? Júbilo, temor, pesar, devoción, valor, ira -¿cómo saberlo?-, pero había una verdad, la verdad despojada de su manto del tiempo. Que el necio se asombre y se estremezca; el hombre sabe y puede mirar sin parpadear. "
El corazón de las tinieblas
Joseph Conrad

viernes, 25 de marzo de 2011

Tres vidas de santos. Eduardo Mendoza


Le agradezco mucho que tuviera la amabilidad de asistir al acto de esta tarde. No hay cosa más aburrida que estas ceremonias académicas de las que usted, además, ya debe de estar hasta el gorro. Pero le habría agradecido que me hubiera advertido de antemano, porque cuando la distinguí entre el público tuve que hacer un gran esfuerzo para no desmayarme de la emoción o ponerme a llorar como un imbécil, en resumen, a hacer un ridículo mayor del que ya estaba haciendo. Siempre fue usted muy brusca de trato, si no le molesta que se lo diga. Durante todo el acto estuve dudando entre dirigirme a usted y pedirle que me esperara a la salida o hacer como que no la había visto. Mi primer impulso fue lo primero, pero luego pensé que si hasta ahora usted no ha hecho nada para ponerse en contacto conmigo, a través de la editorial o por cualquier otro medio, mi obligación era respetar sus deseos. Por esta misma razón, durante todos estos años, tampoco yo he hecho nada para ponerme en contacto con usted. En el fondo, no me extraña que no quiera tener nada que ver conmigo, ni con el ratero sin suerte que fui, ni con el fantoche que soy ahora. Usted lo entendió todo desde el principio y me lo advirtió, pero yo estaba ciego de ignorancia y de suficiencia. Ya ve adónde me han conducido aquellos tufos. Pero quiero que sepa que no ha habido día, en todos estos años, en que no me haya acordado de usted. Tenía tantas ganas de hablar con usted.
»Estoy seguro de que usted ya no se debe de acordar, pero yo me pregunto a menudo qué habría sucedido si no se hubiera tomado la molestia de eliminar unos párrafos de los cuentos que nos repartía para aligerar los textos. Yo habría leído el mío sin atención, probablemente. Somerset Maugham es un artesano sin interés, y más pasado de moda que el miriñaque. Yo algo había leído antes de aquel día; uno de joven ha de matar el tiempo libre de algún modo y no siempre tiene una tía o un televisor a mano. Pero nunca había leído con criterios literarios, como es natural. Yo era un canalla, no un pervertido. Sin embargo aquella mutilación me produjo un desconcierto extraordinario, sobre todo porque no sabía de dónde me venía. Luego comprendí lo que me ocurrió y es algo tan curioso que se lo tengo que contar. Nunca se lo he contado a nadie. Mire, lo que ocurrió es que de repente, en un solo instante, sin saber nada de nada, entendí exactamente lo que era la literatura. No lo que usted decía, no un vehículo para contar historias, para expresar sentimientos o para transmitir emociones, sino una forma. Forma y nada más. Confío en que su larga labor docente no la haya embrutecido y entienda lo que le quiero decir. Las leyes sencillas pero insoslayables que hacen que un escrito signifique algo más que manchas sobre un papel: la estructura del relato, el tamaño del párrafo, la longitud de la frase, la música interna de las palabras cuando se combinan entre sí, y el ritmo del conjunto. La estrategia con que se disponen todos los elementos.
»Después de devorar unos cuantos libros, los que usted tuvo la generosidad de prestarme y aquella jodida edición de Proust que me envió durante las vacaciones, tuve la peregrina idea de que yo también podía escribir una cosa similar. Conocía los rudimentos del oficio, y las lecturas me habían proporcionado las herramientas necesarias, de modo que me puse a escribir. Mi ignorancia sólo era comparable a mi presunción. No tenía ninguna historia que contar ni falta que me hacía. Sólo me interesaba la forma. La vanidad es el pecado que más deprisa recibe su castigo. Si me descuido acabo escribiendo una novela experimental. Cuando me di cuenta, rompí lo que llevaba escrito y me juré no volver a escribir nada. Es posible que de haber persistido en esta decisión hubiera acabado mal. Usted me dijo que siguiera y seguí. En la cárcel había conocido a mucha gente, tíos legales en su mayor parte. Yo era una escoria, pero trataba a la gente con respeto y sabía escuchar. De modo que me contaron un montón de historias. No eran grandes historias, sino historias banales, estúpidos desaciertos, desarreglos psíquicos disfrazados de pasión, falsas tragedias. Cualquier oyente se habría aburrido a los cinco minutos. Yo también me aburría, pero aguantaba para no recibir una trompada y más tarde porque comprendí que aquellos tristes retales de vidas equivocadas me proporcionaban el material necesario para escribir libros de quinientas páginas.
»Los críticos se engañan: ven un libro acabado y creen que todos los movimientos desde el principio han ido encaminados a un fin concreto. Nada más falso. Un escritor no pone los conocimientos técnicos que posee al servicio de la historia que quiere contar, sino la historia que posee al servicio de los conocimientos técnicos que quiere utilizar. En fin, no la quiero aburrir con teorías. Sólo le digo lo que ya sabe: que soy el mismo pazguato de entonces y que mi éxito se debe a un malentendido. Los lectores creen estar leyendo historias atormentadas, cargadas de significación, y sólo leen artimañas.
»Finalmente me llegó la hora de salir de la cárcel y me busqué un trabajo que me permitiera sobrevivir y escribir en mi tiempo libre. En varios locales me contrataron de vigilante nocturno. Pensaban que mi pasado delictivo me daba conocimientos prácticos de las artes del robo y que lo podría impedir; también pensaban que la condicional garantizaba mi honradez. Eran trabajos aburridos, pero más lo es el trullo, me daban algo de dinero, y como no había mucho que hacer, si bien no podía escribir, podía organizar mentalmente lo que luego en la pensión ponía en limpio. Acabé una primera novela, la llevé a varias editoriales hasta que una la quiso publicar y ya ve cómo he acabado. Ahora gano una pasta gansa y viajo por todo el mundo. Mi vida personal ha sido satisfactoriamente solitaria.
»Todo esto se lo debo a usted. El que este asunto disparatado no entrara en sus propósitos y ni siquiera pasara nunca por su cabeza no disminuye la cuantía de la deuda. No sé cómo pagársela; ahora, si a usted se le ocurre una manera, hágamelo saber. Soy desagradecido por naturaleza, pero una cosa no quita la otra; la gratitud es un movimiento del alma que experimentan las personas buenas y sentimentales. Una deuda es algo objetivo. La gratitud se expresa; las deudas se pagan. Yo estoy en deuda con usted.


Tres vidas de santos

Eduardo Mendoza

jueves, 24 de marzo de 2011

Le Flâneur

Le Flâneur (music by The XX) from Luke Shepard on Vimeo.




Proyecto de Luke Shepard,estudiante de la Universidad Americana de París.
Consta de una serie de 2000 fotografías de la ciudad de París con efecto time lapse.

viernes, 11 de marzo de 2011


Observas en silencio,
buscas, te escondes.
Me sigues y callas,
Recuerdas, sientes,
Olvidas y tiemblas.
Sueñas con el ayer:
Dejas tu rastro,
para quien se anhela
aún sin saberlo:
He aquí una mujer
que no quiere menos

jueves, 10 de marzo de 2011

Tráfico aéreo mundial en tiempo real



Mapa con la posición de los aviones en tiempo real. Pulsando sobre uno muestra los datos de cada vuelo.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Una postdata de Javier Marías

......
Postdata sintáctica. Asombra cómo cada vez más se concede importancia a lo que no la tiene y se resta a lo que sí. Por supuesto, el párrafo anterior no la tiene, pero el defecto está en origen: si carece de importancia dictaminar sobre cómo debemos escribir “ex” a partir de ahora -no veo qué falta hacía-, mal puede tenerla objetar al dictamen. Recurro a la vieja alegación infantil: “Yo no he empezado”. Pero a otra cosa: de las numerosas mentiras que salpican nuestra vida pública, no son las del valenciano Camps ni las de ningún corrupto o desfachatado las que han suscitado mayor indignación, sino la supuesta que el Profesor Rico deslizó en su post-scriptum a un artículo de este diario. Ya recuerdan: “En mi vida he fumado un solo cigarrillo”. Como el infantilismo nos atenaza, los inquisidores bucearon en Internet y allí encontraron, con gran satisfacción e índices extendidos, toda clase de pruebas gráficas de que Rico no sólo había mentido, sino que había faltado a la verdad, que para algunos es más grave y solemne. La Defensora del Lector lo llamó a capítulo, lo amonestó, le dio con la regla y lo puso cara a la pared, con argumentos -para mí, lo siento- bastante cómicos, aunque no tanto como los de algunos no fumadores airados; bueno, esto último es ya una redundancia en España, donde todo lo que encoleriza el humo, no molestan lo más mínimo los venenos de los coches -que padecemos sobre todo los que sólo somos peatones- ni el ruido en aumento, que esos mismos no fumadores, con su prohibición adorada, han agravado hasta límites insoportables, al enviar a la calle a unos catorce millones de apestados, ya verán cuando llegue el buen tiempo.


El caso del Profesor ha dado varias vueltas más, y se ha convertido en objeto de doctas y enconadas polémicas: ¿es ético inventar algún dato o detalle cuando se escribe en prensa? ¿Es lícito mezclar realidad y ficción? A ver qué gracia le hace a usted que le atribuya en mi columna una felonía sin que se sepa dónde empieza lo verdadero y dónde lo fantaseado. ¿A que no gusta? Pues ahora lo denuncio, por calumniador. Atrévase, en sus propios argumentos tengo mi defensa, etc. Lo cierto es que Rico ha seguido sorteando, con buen criterio y elegancia, a cuantos se le han cruzado, incluidos varios redactores, la Defensora con su palmeta y un señor ya talludo que hace unas semanas paseaba parsimonioso ante la puerta de la Academia con una pancarta amarilla en alto, que rezaba: “La lengua, para ser veraz, fuera Rico, fumador falaz”. Todo un logro, no de otro modo pienso llamar al Profesor a partir de ahora. Rico se avino a darle algunas desganadas explicaciones a la Defensora, y prefirió llevarse una regañina antes que aducir lo que quizá lo habría exonerado, y descubrirse. No parece que otros, pero desde que yo leí su infame post-scriptum, sabedor de que me bate a cigarrillos, lo entendí no como una mentira, sino como una agudeza sintáctica. “En mi vida he fumado un solo cigarrillo” (el orden es fundamental) significa para mí eso literalmente: “Uno solo, jamás. En la vida. Siempre han sido varios”. O bien: “Siempre ha sido el mismo, uno solo. Es decir, han sido un continuum”. Si uno aplica la sintaxis escrupulosamente -que vengan un abogado y un gramático y lo vean-, cuantos han llamado embustero a Rico lo han difamado. Tal vez sea él, a la postre, quien haya de denunciarlos.

JAVIER MARÍAS

El País Semanal, 6 de marzo de 2011

Tapenade de Provenza


Tapenade de Provenza

Ingredientes:

100 g de aceite de oliva

330 g de aceitunas negras sin hueso

50 g de atún natural en conserva

3 dientes de ajo

8 filetes de anchoa

1 cucharada de alcaparras

1 cucharada de tomillo

pimienta molida


Se trituran los ingredientes y se va añadiendo poco a poco el aceite hasta que quede una pasta homogénea.

Ensalada coleslaw


Ensalada coleslaw con lactonesa con sabor

Ingredientes:
Para 4 personas:
2 huevos duros
150 g de repollo crudo
150 g de zanahorias
100 g de pepinillos en vinagre
100 g de aceitunas sin hueso
150 g de lombarda cruda.

Se trocean todos los ingredientes tipo juliana y se mezclan y se adereza con una lactonesa (mayonesa sin huevo, con leche) con sabor

Ingredientes para lactonesa
75 g de leche
1 diente de ajo
sal
200 g de aceite de giral
zumo de 1/2 limón


Se prepara igual que una mayonesa (se bate la leche, el diente de ajo y la sal y se añade poco a poco el aceite, se añade el zumo de limón)