sábado, 30 de abril de 2011

Ernesto Sábato





El escritor argentino Ernesto Sábato ha fallecido esta madrugada en su casa de la ciudad de Santos Lugares (Argentina), ha confirmado a la radio argentina Mitre su compañera Elvira González Fraga.




" Fué una espera interminable. No sé cuanto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un amor, a la espera de una muerte. Pero de mi propio tiempo fué una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y tumultuoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo donde María y yo estábamos frente a frente contemplándonos estáticamente, y otras veces volvía a ser río y nos arrastraba como en un sueño a tiempos de infancia y yo la veía correr desenfrenadamente en su caballo, con los cabellos al viento y los ojos alucinados, y yo me veía en mi pueblo del sur, en mi pieza de enfermo, con la cara pegada al vidrio de la ventana, mirando la nieve con ojos también alucinados.
(...)
A veces volvía a ser piedra negra y entonces yo no sabía qué pasaba del otro lado, qué era de ella en esos intervalos anónimos, qué extraños sucesos acontecían; y hasta pensaba que en esos momentos su rostro cambiaba y que una mueca de burla lo deformaba y que quizá había risas cruzadas con otro y que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad.
(...)
Yo no decía nada. Hermosos sentimientos y sombrías ideas daban vueltas en mi cabeza, mientras oía su voz, su maravillosa voz. Fui cayendo en una especie de encantamiento. La caída del sol iba encendiendo una fundición gigantesca entre las nubes del poniente. Sentí que ese momento mágico no se volvería a repetir nunca. -Nunca más, nunca más- pensé, mientras empecé a experimentar el vértigo del acantilado y a pensar qué fácil sería arrastrarla al abismo, conmigo. "



El túnel.

Río Negro, Brasil



Mantis religiosa. Panamá



Lago Olginate (Italia)



Puente de Manhattan



Los puentes de Madison

martes, 26 de abril de 2011

Adiós, Cordera.


¡Eran tres, siempre los tres!: Rosa, Pinín y la Cordera. El prao Somonte era un recorte triangular de terciopelo verde tendido, como una colgadura, cuesta abajo por la loma. Uno de sus ángulos, el inferior, lo despuntaba el camino de hierro de Oviedo a Gijón. Un palo del telégrafo, plantado allí como pendón de conquista, con sus jícaras blancas y sus alambres paralelos, a derecha e izquierda, representaba para Rosa y Pinín el ancho mundo desconocido, misterioso, temible, eternamente ignorado. Pinín, después de pensarlo mucho, cuando a fuerza de ver días y días el poste tranquilo, inofensivo, campechano, con ganas, sin duda, de aclimatarse en la aldea y parecerse todo lo posible a un árbol seco, fue atreviéndose con él, llevó la confianza al extremo de abrazarse al leño y trepar hasta cerca de los alambres. Pero nunca llegaba a tocar la porcelana de arriba, que le recordaba las jícaras que había visto en la rectoral de Puao. Al verse tan cerca del misterio sagrado le acometía un pánico de respeto, y se dejaba resbalar de prisa hasta tropezar con los pies en el césped. Rosa, menos audaz, pero más enamorada de lo desconocido, se contentaba con arrimar el oído al palo del telégrafo, y minutos, y hasta cuartos de hora, pasaba escuchando los formidables rumores metálicos que el viento arrancaba a las fibras del pino seco en contacto con el alambre. Aquellas vibraciones, a veces intensas como las del diapasón, que aplicado al oído parece que quema con su vertiginoso latir, eran para Rosa los papeles que pasaban, las cartas que se escribían por los hilos, el lenguaje incomprensible que lo ignorado hablaba con lo ignorado; ella no tenía curiosidad por entender lo que los de allá, tan lejos, decían a los del otro extremo del mundo. ¿Qué le importaba? Su interés estaba en el ruido por el ruido mismo, por su timbre y su misterio. La Cordera, mucho más formal que sus compañeros, verdad es que relativamente, de edad también mucho más madura, se abstenía de toda comunicación con el mundo civilizado, y miraba de lejos el palo del telégrafo como lo que era para ella efectivamente, como cosa muerta, inútil, que no le servía siquiera para rascarse. Era una vaca que había vivido mucho. Sentada horas y horas, pues, experta en pastos, sabía aprovechar el tiempo, meditaba más que comía, gozaba del placer de vivir en paz, bajo el cielo gris y tranquilo de su tierra, como quien alimenta el alma, que también tienen los brutos; y si no fuera profanación, podría decirse que los pensamientos de la vaca matrona, llena de experiencia, debían de parecerse todo lo posible a las más sosegadas y doctrinales odas de Horacio.


Leopoldo Alas "Clarín"


Fotografía: Tuiza

lunes, 25 de abril de 2011

25 de abril



Es cierto, hoy es 25 de abril. Gracias a una amiga portuguesa lo he recordado . Se nos olvidan muchas cosas importantes, códigos de conducta básicos,y así nos va."nosotros mismos nos forjamos nuestra ventura" dijo Cervantes.

Parque de El Teide.

The Mountain from Terje Sorgjerd on Vimeo.





Rodado entre el 4 y el 11 de abril de 2011.

domingo, 24 de abril de 2011

La Fábrica de Cemento de Ricardo Bofill

La fábrica de cemento fue descubierta en 1973, estaba abandonada y parcialmente en ruinas; compuesta por más de 30 silos, galerías, El arquitecto Ricardo Bofill, la compró y comenzó las obras de renovación. Pensó que La Fábrica de Cemento iba a ser utilizado como oficinas de arquitectura, archivos, un laboratorio y un espacio para exposiciones así como un apartamento para él y jardines. Procedió a la demolición de ciertas estructuras, limpieza de cemento, exponiendo las estructuras ocultas y modificando la arquitectura del paisaje mediante la plantación de diversas plantas como el eucalipto, palmeras, olivos y cipreses. Las obras han durado casi dos años.








jueves, 21 de abril de 2011

Experience Human Flight

Experience Human Flight from Betty Wants In on Vimeo.



Video grabado a cámara lenta con música de Antonio Salieri para una promoción de una escuela de paracaidismo en Melbourne.

Sobre los enamoramientos

La sombra de Shakespeare

Puede que sea la Semana Santa, pero a uno le ocurre, estos días, que recuerda a Stendhal en Civitavecchia: «De vez en cuando necesito mantener una conversación inteligente. Un libro, una novela es una conversación, un diálogo, un cruce de vidas y de asuntos. Al escritor que le falta talento —es decir, conversación— lo suple con la intensidad del sentimiento. En el caso de Javier Marías y su inteligentísima Los enamoramientos, hay talento, a raudales, y talento narrativo, y hay sentimiento. Talento para la reflexión, sentimiento para la pasión. La sombra de Shakespeare, del Macbeth al que anuncian la muerte de su mujer y él responde: «She should have died hereafter» («Debería haber muerto a partir de ahora») recorre esta espléndida novela y advierte, como el propio autor ha declarado, que «la mayor traición es que un amigo te difame».

La envidia, los celos, la difamación son los instrumentos con los que se construye esta inteligente trama de anhelos y miserias, y la presencia de los muertos (Joyce) en los avatares, en la memoria de los vivos, un jardín de odios y obsesiones, de amores y pérdidas que se bifurcan, como variaciones melancólicas, desengañadas a una melodía largo tiempo oculta. Después de la soberana y monumental trilogía Tu rostro mañana, Los enamoramientos es el pensamiento hecho estilo literario, tiempo verbal. Sí, la muerte es el final, no hay regreso, no hay nada, solo el misterio de la vida que dejaste y te dejó, y el resto es silencio, porque, como Duchamp, al final, siempre, los que se mueren son los otros. Soberbia novela.

FERNANDO R. LAFUENTE

Abc, 21 de abril de 2011

Mercado de Bangkok

The Market from Terje Sorgjerd on Vimeo.




El tren pasa 8 veces al día 7 días a la semana.

martes, 19 de abril de 2011

Semana Santa. Sevilla



Imágenes del mundo

La India, ayudando a su mujer enferma de cáncer
Filipinas, buscando material reciclable
Yemen

Siria
Somalia
Machu Pichu
La India
China
Nueva York
Calcuta
Bolivia
Cementerio de Barcelona
Almería
Arabia Saudí

lunes, 18 de abril de 2011

Javier Marías: «El mundo está cada vez más imbécil»
Una mujer muy hermosa ríe feliz junto a un hombre al que apenas se vislumbra. Es la imagen de portada –elegida por el propio autor– de su última novela Los enamoramientos, un regreso a la intimidad y a los afectos observados con el retorcimiento y la prosa magistral de Javier Marías.

Del «joven Marías» –como le llamaba su mentor Juan Benet– que dentro de unos meses cumplirá 60 años.

–¿El enamoramiento del título funciona como un espejismo, como algo falso del que no conoceremos jamás su realidad?

–En la novela hay tres o cuatro enamoramientos de diferente grado o nivel. Yo no creo que el enamoramiento sea el principio de un proceso. Creo que se puede estar enamorado durante años. Quería hablar de la conciencia de ese sentimiento y de sus consecuencias, de cómo puede provocar cosas muy nobles pero también atroces.

–La conciencia es posiblemente el gran tema de sus novelas.

–A mis novelas se las suele definir erróneamente como filosóficas porque en ellas hay digresiones , reflexiones y disquisiciones. Yo lo he llamado muchas veces pensamiento literario, lo que no quiere decir pensar sobre la literatura sino pensar literariamente sobre las cosas. Eso tiene sus ventajas porque uno se puede contradecir de una novela a otra y a veces incluso dentro de la misma obra. Esas reflexiones son percibidas como verdaderas, no porque aporten conocimiento sino más bien reconocimiento. Leemos y decimos: «Sí, eso es exactamente así».

–¿También le ocurre eso cuando escribe? ¿Descubre cosas que no sabía que sabía?

–En cierto sentido, sí. Eso ocurre cuando escribo literatura. Como articulista tengo muchas más certezas. Hay una dualidad. Me han dicho que alguien en Facebook se está preguntando si soy yo el que escribe mis artículos o tengo un negro. O por qué en la prensa soy un cascarrabias y en las novelas no.

–No creo que le sorprenda que le llamen cascarrabias.

–Pues yo no considero que sea muy de cascarrabias defender las libertades. Creo que estamos en un mundo antipático que las coarta. Se está acabando la espontaneidad de la vida. En fin... Reconozco que protesto por muchas cosas.

–Asume, pues, la intransigencia.

–Y también ser un cascarrabias. ¿Por qué no? Lo cierto es que el mundo está cada vez más imbécil y no me voy a privar de decirlo. Pero hay mucha gente que me sigue.

–Las mujeres en sus novelas han sido apenas una silueta borrosa.

–Así es. No lo he negado nunca. Durante años, como para denigrarme, hubo gente que me dijo que yo cultivaba una literatura para mujeres. Lo que no me extraña, porque ellas leen más que ellos. Cuando acabo una novela, mis primeros lectores son mi editora, mi agente y dos amigas. En total, cuatro mujeres.

–Y, sorpresa, aquí aparece su primera narradora femenina. Pero tiene una mente tan alambicada como la de los personajes que son el álter ego de Javier Marías.

–Nadie me ha dicho hasta el momento que esa mujer, María Dolz, resulte inverosímil. Lo que ella hace es observar, reflexionar y contar, y en eso hombres y mujeres no somos distintos. Yo me he criado en un entorno muy femenino. Tengo muchas amigas y he tenido novias. Son mujeres que observan piensan y reflexionan. No hay diferencias de género cuando se hace eso. A mí me gusta prestar rasgos míos a personajes más turbios u ominosos.

–Aquí hay un Javier que ha tenido muchas parejas, pero que nunca se ha casado. Como usted.

–Ya lo decía Woody Allen: lo mejor que le puede pasar a una pareja es que cada uno tenga su casa. Desde hace ya bastantes años tengo una pareja barcelonesa, que vive aquí. Yo resido en Madrid, nos vamos encontrando y no nos va mal. A ciertas edades es difícil cambiar de vida.

–¿No haber formado una familia ha sido una forma de controlar esa soledad necesaria para la escritura?

–Durante muchos años pensé que no me había casado porque siempre me enamoraba de personas con problemas que ya estaban casadas. Otras veces ocurría que vivían no ya en otras ciudades sino en otros países, y era muy difícil que uno u otro lo abandonara todo para trasladarse. En otras ocasiones, había un novio previo y la mujer tenía muchas dudas. Luego ya llegó un momento en que empecé a sospechar que todo esto nada tenía que ver con el azar y sí con mi forma de ser.

–En la novela se habla de cómo terminamos apartando a los muertos de nuestras vidas para poder seguir adelante.

-Es que los muertos, incluso las personas a las que más hemos querido, acaban convirtiéndose en una especie de lastre. Pesan demasiado y pueden llegar a asfixiarnos.

–Pero el escritor trabaja justamente con la idea de que será querido y admirado después de muerto, con la posteridad.

–¿La posteridad? No creo en ella. Hoy en día las cosas van tan rápido que lo que hoy es novedoso dentro de tres meses será viejo.

–Pero ahora acaba de reeditarse Los dominios del lobo, la novela que escribió con 19 años hace 40. Si eso no es permanecer...

–Bah. Es una tirada modesta para los curiosos y una novela simpática que no me provoca vergüenza, lo que ya es mucho. Es difícil que los escritores pervivan. Ocurre que hay gente que ha sido muy popular y a su muerte, sin su presencia física o su carisma, esa popularidad se difumina. Pienso en Umbral, por ejemplo, que no me parecía un buen escritor. Así que es lógico que una vez muerto no se le lea porque sus libros estaban inflados por su presencia.

–Y con esas expectativas nefastas respecto al futuro, ¿para qué seguir escribiendo? ¿Por qué luchar contra sus confesadas dudas e inseguridades?

–Escribo porque en algo tengo que ocupar el tiempo. Con 59 años nadie me daría un empleo ahora mismo. Y de algo hay que vivir. Escribiendo me lo paso bien... Y también mal, por supuesto, por esas dudas que menciona. Pero compensa.


ELENA HEVIA

El Periódico, 18 de abril de 2011

Memory

jueves, 14 de abril de 2011

Alvar Núñez Cabeza de Vaca


Cataratas de Iguazú, descubiertas por Álvar Núñez Cabeza de Vaca (Jerez de la Frontera 1507-Sevilla, 1559)

¿Qué pensaron estos hombres del siglo XVI cuando las contemplaron.?

martes, 12 de abril de 2011

Rascacielos

Singapur y Seattle Tokio y Brisbane


Filadelfia y Dubai



Frankfurt y París

Hong Kong y Calgary

Melbourne y Los Ángeles

Chicago y Shangai

Houston y Singapur