viernes, 30 de septiembre de 2011

Una biblioteca




Juan Mata fue uno de mis buenos amigos en Granada. Digo fue no porque dejara de serlo sino porque hace mucho tiempo que no nos vemos. Pero la lejanía no ha disipado el afecto. Juan Mata era profesor de literatura en la Escuela de Magisterio(perdón: en la Escuela Universitaria de Profesora de Educación General Básica -no sé cómo será ahora, cuántas siglas le habrán añadido o quitado) y también concejal en el ayuntamiento. Él era uno de los concejales del Partido Comunista y yo era auxiliar administrativo. En esa época aún se dedicaban a la política personas capacitadas que lo hacían por convicción y generosidad y que no tenían el menor interés en convertirse en profesionales de los cargos públicos. Juan se cansó, como tantos, o fue quedando arrinconado por los más logreros o los más ignorantes, y volvió a su puesto de trabajo. También siguió escribiendo con mucha inteligencia y agudeza en los periódicos locales.

Hace poco me escribieron de Granada contándome que una hermosa biblioteca pública en un barrio popular, el Zaidín, estaba a punto de ser cerrada por el ayuntamiento. Han decidido que más importante que albergar libros y lectores es ceder el local a un grupo de bailes regionales. Donde se pongan los bailes autóctonos que se quiten los libros, más aún en una tierra como Andalucía, donde las autoridades llevan treinta años dedicadas a un proceso riguroso de andalucización. Olé mi sangre. Zoi andalú, cazi ná. Seguimos a la cola de España, de Europa, en casi todos los indicadores de bienestar y de educación, pero somos más andaluces que nunca. Viva la madre que nos parió. Gloria bendita. Tenemos una gracia que no se puede aguantar. Mi amigo Juan Mata escribió hace unas semanas un artículo en defensa de la biblioteca pública del Zaidín en el diario Granada Hoy. Al cabo de los años, leyéndolo me he acordado de nuestras conversaciones, he reconocido su voz.












Antonio Muñoz Molina, 22 de septiembre de 2011

jueves, 29 de septiembre de 2011

Egmont, Beethoven



En Egmont, Beethoven pone música a la obra teatral de Goethe, en donde el Conde flamenco Egmont lucha contra Fernando Álvarez de Toledo, Duque de Alba.

En el vídeo Sergiu Celibidache dirige a la Filarmónica de Berlín en las ruinas de la antigua "Philarmonie"en 1950.

domingo, 25 de septiembre de 2011

sábado, 24 de septiembre de 2011

Javier Marías en el Hay Festival de Segovia.



Viernes 23 septiembre 2011, 8 de la tarde, en la Iglesia de San Juan de los Caballeros, Javier Marías conversa con el escritor Juan Gabriel Vásquez.






Javier Marías no cree que la literatura escrita por hombres sea diferente de la firmada por mujeres. Unos y otros son similares a la hora de "contar, ver y reflexionar" y por eso no le costó trabajo meterse en la piel de la mujer que protagoniza su última novela, Los enamoramientos.

"Mi narradora es de la misma familia que los narradores masculinos de mis anteriores novelas", decía hoy Marías en el "Hay Festival" de Segovia, durante el diálogo que mantuvo con el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez en lo que era uno de los actos más esperados de esta edición del festival.

Marías (Madrid, 1951) es uno de los narradores más importantes de la literatura en lengua española de las últimas décadas, y hoy había expectación por escuchar a este escritor que cumplió sesenta años el pasado día 20 y que lleva ya cuarenta como novelista, con obras tan importantes como Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí o los tres volúmenes de Tu rostro mañana.

El escritor está aún "bajo la impresión" de su sesenta cumpleaños y no acaba de aceptarlo. Ese hecho le "traumatiza más" que los cuarenta años que hace que publicó su primera novela, Los dominios del lobo, una obra, por cierto, por la que Marías siente "particular simpatía", quizá porque al ser tan joven la escribió "con absoluta irresponsabilidad".

Ni entonces ni en las novelas que vendrían después acató "esa tiranía tan propia de España de decirle a la gente lo que tiene que hacer". Siempre escribió sobre los temas que quiso y situó sus novelas en los escenarios que le apeteció en cada momento.

En su diálogo con Juan Gabriel Vásquez, último Premio Alfaguara de novela por El ruido de las cosas al caer, Javier Marías aseguró que, en sus novelas, él nunca hace "trampas de mala ley" ni engaña. Esa es la razón por la que desde hace años optó por un narrador en primera persona para sus libros, porque de esa forma "tiene que justificar todo lo que sabe".

El autor de Negra espalda del tiempo cree que la novela "tiene una extraña capacidad" para hacer vivir las cosas, y por eso, muchas veces, si alguien quiere saber del siglo XVII, acude al Quijote más que a las crónicas de la época.

Pero la literatura es, en opinión de Marías, no solo conocimiento sino "reconocimiento", en especial aquella que nos permite "reconocer como verdaderas cosas que sabíamos pero que no teníamos ni idea de que las sabíamos hasta que las vemos reflejadas en un libro". "Uno tiene la sensación de descubrimiento".

Los lectores de Marías están familiarizados con ese "reconocimiento" del que habla el autor, que hoy confesaba que, cuando lee un libro, y se encuentra con ese tipo de "revelación o descubrimiento", le produce "tal emoción" que ningún otro elemento de la novela puede superar.

Ante los centenares de espectadores que abarrotaban la iglesia de San Juan de los Caballeros, Marías contó algunas anécdotas personales, entre ellas que cuando él nació, en su casa, donde ya había cuatro varones, esperaban una niña y tenían previsto llamarle Constanza.

"Me tuvieron vestido de rosa durante un tiempo", dijo con humor el escritor, quien en otro momento de la charla también aludió al artículo que en los años setenta publicó con seudónimo de mujer en la revista Vindicación feminista.

Por aquella época el escritor vivía en Barcelona y utilizó un seudónimo para contar la historia de una mujer que sufría "un grave problema de maltrato" y que le pidió a Marías que reflejara su historia en un artículo.

El haber publicado en una revista con semejante nombre le podía servir al escritor para aplacar las iras de las feministas que a veces le atacan por estar en desacuerdo con algunos de sus artículos, decía Marías.

En realidad, el escritor no se mete con las feministas sino que critica esa costumbre tan extendida hoy día, y tan innecesaria, de decir "españoles y españolas", "ciudadanos y ciudadanas", o cosas peores como "cancilleresa".

De Marcel Proust se dice a veces que escribía como una mujer, y uno de los asistentes, animado quizá por lo del nombre de Constanza que le iban a poner al escritor, le dijo hoy a Marías que era "el Proust español".

"Yo no creo en ningún caso que se escriba como hombre o como mujer, excepto cuando el escritor se esfuerza en que se le note", aseguró Marías.

ANA MENDOZA/EFE


Fotografía de Javier Marías recibiendo el Premio austríaco de Literatura Europea

Oxala. Madredeus





viernes, 23 de septiembre de 2011

Zambikes, bicicletas de bambú




Zambikes Bamboo Frames Commercial from Russell Brownley on Vimeo.



Empresa de Zambia que se dedica a hacer y comercializar bicicletas de bambú,Zambikes International.
En su página web se pueden ver varios vídeos explicativos sobre el proceso de producción, uno de ellos de la Ambulancia de bambú:






jueves, 22 de septiembre de 2011

Friedrich Nietzsche.



Aquel que lucha contra los monstruos debería procurar no convertirse él también en monstruo en el proceso. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.

Friedrich Nietzsche. Más allá del bien y del mal (1886)


(imagen de la Estación de Atocha,Madrid)

domingo, 18 de septiembre de 2011

Cristina García Rodero



Cristina García Rodero (Puertollano, 1949) es una de nuestras fotógrafas más personales y brillantes, y la primera española en ser miembro de la Agencia Internacional de fotografía Magnum. Las imágenes que aquí presentamos abarcan más de tres décadas de trabajo, específicamente el que la autora realizó en territorio gallego. Más que en el paisaje natural o en los elementos culturalmente construidos, los artefactos, las arquitecturas o los interiores, la fotógrafa se mueve en una geografía de los sentimientos, donde se revela el espectro de las emociones humanas en todo su esplendor. Personajes que, en su universalidad, mantienen un singular anonimato.

El corpus fotográfico que García Rodero ha venido produciendo durante los últimos cuarenta años es de una relevancia ética y estética fuera de lo común. Los temas en que esta artista ha focalizado sus investigaciones han sido tratados con una extrema exigencia formal a la hora de ser incorporados al mundo de los signos. Sus imágenes se distancian de la caótica iconosfera contemporánea por su dignidad, por su perspicacia y por su coherente e incuestionable estilo. La fotografía de Cristina García Rodero llega donde no llegan las palabras: es pensamiento plástico puro, es espejo prístino y mordaz de lo real, es amor hacia lo viviente y conciencia de su precariedad y de su esplendor.

Comisarios: Miguel von Hafe Pérez y María José Villaluenga Garmendia

Imagen: La Confesión. Nuestra Señora de los Milagros. Saavedra, Lugo, 1980



Hasta el 2 de octubre de 2011 en el Círculo de Bellas Artes de Madrid

viernes, 16 de septiembre de 2011

Ante la próxima guerra carlista y ¿De quién es mi lengua?, por Félix de Azúa.

Ante la próxima guerra carlista

Cada vez que a alguien se le ocurre decir que en Cataluña se habla el español por lo menos tanto como cualquier otra lengua, el establecimiento acomodado de aquella comunidad se ajusta la faja y corre a por el trabuco. ¿Es por ignorancia? ¿Por fanatismo? No, qué va, es porque la realidad siempre ha sido el peor enemigo de Cataluña.

En todos los lugares más o menos normales la gente habla la lengua del que manda, además de la otra. El inglés de la India, de Kenya, de las islas caribeñas, herencia del colonizador, ha dado alguno de los mejores narradores de nuestro tiempo y muy buenos negocios. Los colonizados no eran tontos y sabían que la lengua del que manda es la que da dinero y expansión. De hecho, sigue dando dinero y expansión.

En Cataluña, sin embargo, no está claro quién manda y de ahí la caótica sociedad que ha emergido en los últimos decenios desde que Pujol y Maragall decidieron sintetizar nacionalismo y socialismo diluyendo la izquierda en la derecha. Siempre que la nación está por encima de la sociedad se impone un orden para-fascista, o sea, irreal. Hace poco me enviaron un discurso que el jefe de los socialistas catalanes, Obiols, pronunció en 1994. Acusaba a Pujol de obligar a los hijos de los obreros a arrodillarse lingüísticamente ante los patronos catalanes. ¡Vaya cambio! Todo se transformó cuando Zapatero y el primer tripartito dieron un golpe de estado contra la Constitución que ha pasado sin pena ni gloria.

A partir de aquel momento allí nadie sabe quién manda. O mejor dicho, hay dos amos para una sociedad bipolar. Uno de los amos obliga a los niños a hablar la lengua del poder y los padres de los niños se resignan porque ya les gustaría que sus hijos fueran funcionarios. El otro amo parece que no exista, pero está fantasmalmente presente y se llama España. Cada año convoca oposiciones en lugares tan exóticos como Sevilla u Orense. Todo el esfuerzo del amo catalán consiste en que nadie se dé por enterado. Para el amo catalán sólo existen las oposiciones catalanas y el Barcelona CF. Lo demás es mero enemigo extranjero, sucio invasor, y tienes que odiarlo si quieres recibir alguna subvención. Evidentemente la gente con recursos, como el presidente Montilla, envía a sus hijos a colegios alemanes o americanos y se cuida mucho de caer en la encerrona de los pobres. En cuanto a los empresarios, con el inglés van que arden.

Este divertido entretenimiento en el cual dos marionetas se pegan con un palo en un escenario irreal da mucha risa, pero es catastrófico. El retroceso de la comunidad catalana en todos los órdenes es portentoso, pero nunca jamás nadie lo expondrá en cifras y si lo hiciera sería lapidado por los medios catalanes, todos ellos siervos del amo catalán. La escisión en sectores cada vez más enfrentados está sumamente soterrada y silenciada, pero sigue zapando la trinchera.

Hay sin embargo algo que puede simplificar la situación. A medida que se ahonda la ruina económica, menos importancia tiene el teatrito de los dos amos, lo cual se traduce en una separación cada vez mayor entre los de la soberanía y la gente que aún trabaja. Bien es verdad que todo puede terminar como el rosario de la aurora si a cualquier subvencionado le da por disparar el trabuco, pero lo más probable es que al carecer de dinero con que pagar el servicio y la munición, el secesionismo aparque momentáneamente la tercera guerra carlista. ¿O es la cuarta?

Si se ve incapaz de mantener sentada a la clientela del teatrito, el amo catalán puede preferir el trabuco, pero es más probable que por una vez se vea obligado a aceptar el mundo real. La clientela del teatrito es ya muy escasa: el Estatut lo votó un 30% de la población catalana. Aunque también es cierto que los poderosos suelen tener suficiente con sus mutuas presencias y pendencias, como las grandes damas en los bailes de capitanía. Eso sí, con los del trabuco a la puerta vigilando la entrada.

¿De quién es mi lengua?

Fama tienen los nacionalistas catalanes de ser políticos astutos y esquinados. Resultan graciosas las palabras que a ellos les dedica Azaña en sus memorias porque parecen escritas antes de ayer. No han cambiado ni de peinado.

En el asunto de la resolución constitucional el interés del gobierno catalán estriba en llevarlo al terreno metafísico de los derechos de las lenguas, como si Cataluña fuera un lugar poblado por diccionarios y no por ciudadanos. Con ello quiere evitar el conflicto verdadero que es el siguiente: ¿deben los políticos catalanes someterse a los tribunales españoles? Esa es la cuestión y no otra.

Yo diría que los nacionalistas (término que en la actualidad incluye a los socialistas del PSC para perplejidad de la gente sensata) no creen que deban obedecer las sentencias de los tribunales españoles y de hecho nunca las han obedecido en materia de enseñanza. De ahí la frase de Artur Mas, tan categórica, de que los jueces españoles "le están tocando las narices". No hay que ser un lince para adivinar que cuando los nacionalistas hablan entre ellos sobre los jueces españoles se refieren a unos empleados que bien podrían trabajar para la corona noruega.

Me parece prudente no hacerse ilusiones. Los nacionalistas actúan ya como si fueran un estado independiente y en ello tienen una deuda notable con el actual presidente de gobierno. La verdad es que si yo perteneciera al círculo de poder y de intereses de los nacionalistas haría lo mismo. ¿Quién me va a detener? Si digo a todo que sí y hago luego lo que me viene en gana y nunca ha habido consecuencias, como hasta ahora, ¿las va a haber mañana? Si digo, como vengo diciendo, que las resoluciones de la justicia española son para mí como las de la justicia belga, ¿me van a enviar a la guardia civil?

Yo diría que en este asunto la administración española ha perdido todo poder sobre Cataluña y también toda autoridad. Más sencillamente, la administración española, de hecho, tiene en Cataluña una vida ancilar. No hay que engañarse: a nadie importa, dentro de ambas jerarquías, en qué lengua hablan los súbditos. Lo importante en una democracia tan imperfecta como la nuestra es quién manda sobre esos súbditos, quien es el amo, de quién son esos súbditos. Y en este particular las cosas están cada vez más claras.

Félix de Azúa

miércoles, 14 de septiembre de 2011

El lego de la Casa Robie, de Frank Lloyd Wright




La empresa Lego ha comenzado a vender desde el 1 de septiembre la versión de la casa que Frank Lloyd Wright le construyó a Frederick C. Robie en Chicago a comienzos del siglo pasado. Wright, en cuya formación influyeron notablemente los bloques Froebel por insistencia de su madre, diseño su propia versión de bloques premoldeados, a quienes denominó "Bloque Textil", construídos en hormigón. Cada una de estas piezas de 40cm x 40cm armaban una pared doble que le permitía gran economía de tiempos, tanto en el diseño como en la documentación y en la construcción.

martes, 13 de septiembre de 2011

Cómo se formó la Vía Láctea





Los astrofísicos de la Universidad de Zurich han realizado por primera vez una simulación sobre la formación de nuestra galaxia, junto con astrónomos de la Universidad de California en Santa Cruz. Los nuevos resultados se calcularon en parte por el equipo del Centro de supercomputación Nacional de Suiza (CSCS) y muestran, por ejemplo, que tiene que haber estrellas en el borde exterior de la Vía Láctea.

Menos de un millón de años después del Big Bang las primeras pequeñas galaxias nacieron, compuestas de nubes de hidrogeno, estrellas y materia oscura. La gravedad tira de las galaxias, haciendo que crezcan durante 13.000 millones de años hasta la actualidad.

Esta simulación fue calculada durante ocho meses en el Centro de Supercomputación Nacional (CSCS) en Manno, Suiza. Si se hubiera hecho con un ordenador domestico habrían tardado 570 años.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Hora de despertar, Antonio Muñoz Molina

He pensado desde hace muchos años, y lo he escrito de vez en cuando, que España vivía en un estado de irrealidad parcial, incluso de delirio, sobre todo en la esfera pública, pero no solo en ella. Un delirio inducido por la clase política, alimentado por los medios, consentido por la ciudadanía, que aceptaba sin mucha dificultad la irrelevancia a cambio del halago, casi siempre de tipo identitario o festivo, o una mezcla de los dos. La broma empezó en los ochenta, cuando de la noche a la mañana nos hicimos modernos y amnésicos y el gobierno nos decía que España estaba de moda en el mundo, y Tierno Galván -¡Tierno Galván!- empezó la demagogia del político campechano y majete proclamando en las fiestas de San Isidro de Madrid aquello de “¡ El que no esté colocao que se coloque, y al loro!” Tierno Galván, que miró sonriente para otro lado, siendo alcalde, cuando un concejal le trajo pruebas de los primeros indicios de la infección que no ha dejado de agravarse con los años, la corrupción municipal que volvía cómplices a empresarios y a políticos.

Por un azar de la vida me encontré en la Expo de Sevilla en 1992 la noche de su clausura: en una terraza de no sé qué pabellón, entre una multitud de políticos y prebostes de diversa índole que comían gratis jamón de pata negra mientras estallaban en el horizonte los fuegos artificiales de la clausura. Era un símbolo tan demasiado evidente que ni siquiera servía para hacer literatura. Era la época de los grandes acontecimientos y no de los pequeños logros diarios, del despliegue obsceno de lujo y no de administración austera y rigurosa, de entusiasmo obligatorio. Llevar la contraria te convertía en algo peor que un reaccionario: en un malasombra. En esos años yo escribía una columna semanal en El País de Andalucía, cuando lo dirigía mi querida Soledad Gallego, a quien tuve la alegría grande de encontrar en Buenos Aires la semana pasada. Escribía denunciando el folklorismo obligatorio, el narcisismo de la identidad, el abandono de la enseñanza pública, el disparate de un televisión pagada con el dinero de todos en la que aparecían con frecuencia adivinos y brujas, la manía de los grandes gestos, las inauguraciones, las conmemoraciones, el despilfarro en lo superfluo y la mezquindad en lo necesario. Recuerdo un artículo en el que ironizaba sobre un curso de espíritu rociero para maestros que organizó ese año la Junta de Andalucía: hubo quien escribió al periódico llamándome traidor a mi tierra; hubo una carta colectiva de no sé cuantos ofendidos por mi artículo, entre ellos, por cierto, un obispo. Recuerdo un concejal que me acusaba de “criminalizar a los jóvenes” por sugerir que tal vez el fomento del alcoholismo colectivo no debiera estar entre las prioridades de una institución pública, después de una fiesta de la Cruz en Granada que duró más de una semana y que dejó media ciudad anegada en basuras.

El orgullo vacuo del ser ha dejado en segundo plano la dificultad y la satisfacción del hacer. Es algo que viene de antiguo, concretamente de la época de la Contrarreforma, cuando lo importante en la España inquisitorial consistía en mostrar que se era algo, a machamartillo, sin mezcla, sin sombra de duda; mostrar, sobre todo, que no se era: que no se era judío, o morisco, o hereje. Que esa obcecación en la pureza de sangre convertida en identidad colectiva haya sido la base de una gran parte de los discursos políticos ha sido para mí una de las grandes sorpresas de la democracia en España. Ser andaluz, ser vasco, ser canario, ser de donde sea, ser lo que sea, de nacimiento, para siempre, sin fisuras: ser de izquierdas, ser de derechas, ser católico, ser del Madrid, ser gay, ser de la cofradía de la Macarena, ser machote, ser joven. La omipresencia del ser cortocircuita de antemano cualquier debate: me critiacan no porque soy corrupto, sino porque soy valenciano; si dices algo en contra de mí no es porque tengas argumentos, sino porque eres de izquierdas, o porque eres de derechas, o porque eres de fuera; quien denuncia el maltrato de un animal en una fiesta bárbara está ofendiendo a los extremeños, o a los de Zamora,o de donde sea; si te parece mal que el gobierno de Galicia gaste no sé cuántos miles de millones de euros en un edificio faraónico es que eres un rojo; si te escandalizas de que España gaste más de 20 millones de euros en la célebre cúpula de Barceló en Ginebra es que eres de derechas, o que estás en contra del arte moderno; si te alarman los informes reiterados sobre el fracaso escolar en España es que tiene nostalgia de la educación franquista.

He visto a alcaldes y a autoridades autonómicas españolas de todos los colores tirar cantidades inmensas de dinero público viniendo a Nueva York en presuntos viajes promocionales que solo tienen eco en los informativos de sus comarcas, municipios o comunidades respectivas, ya que en el séquito suelen o solían venir periodistas, jefes de prensa, hasta sindicalistas. Los he visto alquilar uno de los salones más caros del Waldorf Astoria para “presentar” un premio de poesía. Presentar no se sabe a quién, porque entre el público solo estaban ellos, sus familiares más próximos y unos cuantos españoles de los que viven aquí. Cuando era director del Cervantes el jefe de protocolo de un jerarca autonómico me llamó para exigirme que saliera a recibir a su señoría a la puerta del edificio cuando él llegara en el coche oficial. Preferí esperarlo en el patio, que se estaba más fresco. Entró rodeado por un séquito que atascaba los pasillos del centro y cuando yo empezaba a explicarle algo tuvo a bien ponerse a hablar por el móvil y dejarnos a todos, al séquito y a mí, esperando durante varios minutos. “Era Plácido”, dijo, “que viene a sumarse a nuestro proyecto”. El proyecto en cuestión calculo que tardará un siglo en terminar de pagarse.

Lo que yo me preguntaba, y lo que preguntaba cada vez que veía a un economista, era cómo un país de mediana importancia podía permitirse tantos lujos. Y me preguntaba y me pregunto por qué la ciudadanía ha aceptado con tanta indiferencia tantos abusos, durante tanto tiempo. Por eso creo que el despertar forzoso al que parece que al fin estamos llegando ha de tener una parte de rebeldía práctica y otra de autocrítica. Rebeldía práctica para ponernos de acuerdo en hacer juntos un cierto número de cosas y no solo para enfatizar lo que ya somos, o lo que nos han dicho o imaginamos que somos: que haya listas abiertas y limitación de mandatos, que la administración sea austera, profesional y transparente, que se prescinda de lo superfluo para salvar lo imprescindible en los tiempos que vienen, que se debata con claridad el modelo educativo y el modelo productivo que nuestro país necesita para ser viable y para ser justo, que las mejoras graduales y en profundidad surgidas del consenso democrático estén siempre por encima de los gestos enfáticos, de los centenarios y los monumentos firmados por vedettes internacionales de la arquitectura.

Y autocrítica, insisto, para no ceder más al halago, para reflexionar sobre lo que cada uno puede hacer en su propio ámbito y quizás no hace con el empeño con que debiera: el profesor enseñar, el estudiante estudiar haciéndose responsable del privilegio que es la educación pública, el tan solo un poco enfermo no presentarse en urgencias, el periodista comprobando un dato o un nombre por segunda vez antes de escribirlos, el padre o la madre responsabilizándose de los buenos modales de su hijo, cada uno a lo suyo, en lo suyo, por fin ciudadanos y adultos, no adolescentes perpetuos, entre el letargo y la queja, miembros de una comunidad política sólida y abierta y no de una tribu ancestral: ciudadanos justos y benéficos, como decía tan cándidamente, tan conmovedoramente, la Constitución de 1812, trabajadores de todas clases, como decía la de 1931.

Lo más raro es que el espejismo haya durado tanto.




Publicado por Antonio Muñoz Molina el 20 de mayo de 2011 en Escrito en un instante.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Tempestad de la Vía Láctea


Tempest Milky Way from Randy Halverson on Vimeo.

Imágenes captadas y editadas en video con la técnica time-lapse por Randy Halverson en los cielos de Dakota del Sur desde junio a Agosto de este año. La música es de Simon Wilkinson.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Paul S. Brown. Pinturas


























Paul S. Brown (Carolina del Norte, 1967), que vive y trabaja en Gran Bretaña desde 1994, es un pintor figurativo y fotorrealista con una gran técnica especializado en naturalezas muertas, desnudos y paisajes.




lunes, 5 de septiembre de 2011

Crema de nécoras


Mejillones tigre


Tortilla de patatas


Tarta de chocolate y queso con pistachos


(Todas las recetas, excepto la de tortilla de patatas, se encuentran en http://www.recetario.es/ )