viernes, 31 de mayo de 2013

He venido para ver semblantes amables. Luís Cernuda

He venido para ver semblantes amables


He venido para ver semblantes
amables como viejas escobas,
he venido para ver las sombras
que desde lejos me sonríen.

He venido para ver los muros
en el suelo o en pie indistintamente,
he venido para ver las cosas,
las cosas soñolientas por aquí.

He venido para ver los mares
dormidos en cestillo italiano,
he venido para ver las puertas,
el trabajo, los tejados, las virtudes
de color amarillo ya caduco.

He venido para ver la muerte
y su graciosa red de cazar mariposas,
he venido para esperarte
con los brazos un tanto en el aire,
he venido no sé por qué;
un día abrí los ojos: he venido.

Por ello quiero saludar sin insistencia
a tantas cosas más que amables:
los amigos de color celeste;
los días de color variable,
la libertad del color de mis ojos;

Los niñitos de seda tan clara,
los entierros aburridos como piedras,
la seguridad, ese insecto
que anida en los volantes de la luz.

Adiós, dulces amantes invisibles,
siento no haber dormido en vuestros brazos.
Vine por esos besos solamente;
guardad los labios por si vuelvo.



De: Los placeres prohibidos


LUIS CERNUDA

lunes, 27 de mayo de 2013

Técnica del congelador. Charli Layton













Charlie Layton es un diseñador gráfico de Filadelfia. Un día, estaba desayunando cuando se dio cuenta de que  la nevera de su apartamento estaba hecha de un material similar a una pizarra. Decidió dibujar una imagen en la superficie lisa de la puerta del congelador, y publicó la foto del dibujo en Facebook.

Sus dibujos fueron tan bien recibidos por sus amigos, que Layton hizo una rutina semanal para dibujar en la nevera y subir una foto de la técnica congelador - lo que Layton llama "viernes Congelador."

miércoles, 22 de mayo de 2013

Roberto Bernardi










Roberto Bernardi  artista italiano que pinta en  oleo sobre tela y que virtualmente no se diferencian con fotografías. 

martes, 21 de mayo de 2013

Forvo



Siendo una web de corte educativo, cuenta con más de diez millones de visitas al mes y es la guía de pronunciación de idiomas más grande del mundo, pero en España nadie le hace caso. Ni los medios de comunicación ni la audiencia local, que sólo representa el 2% del total de la página. En el extranjero es distinto. De hecho, hace pocas semanas la revista Time incluyó a  Forvo, sin ni siquiera avisarles, en su http://techland.time.com/2013/05/06/50-best-websites-2013/slide/forvo/. La elección no resulta extraña, puesto que esta plataforma colaborativa y gratuita nacida en San Sebastián hace cinco años cuenta con pronunciaciones nativas de casi dos millones de palabras en 299 idiomas diferentes.

A diferencia de sus competidores directos o indirectos, incluso Google podría estar dentro de ese saco, la web española no utiliza máquinas a la hora de pronunciar las palabras, sino hablantes nativos. El hecho de que la cifra exacta de palabras registradas del sistema (1.729.441) no coincida con la cifra de pronunciaciones disponibles (1.827.617) tiene que ver con que Forvo incluye distintas variantes dentro de un mismo idioma, según la región de procedencia del hablante.

"La mayoría de plataformas que se decidan a esto trabajan con máquinas. Nuestra diferencia es que las pronunciaciones son nativas, las hacen los propios usuarios, la gente que contribuye grabando las pronunciaciones de forma desinteresada. Además, con diferentes variantes. No es lo mismo una palabra pronunciada en Nueva York que en Londres, por eso incluimos ambas y después las posicionamos en un mapa de Google", informa a Teknautas uno de los fundadores de Forvo, Félix Vela.
Una comunidad internacional
Al estilo de Wikipedia, la plataforma vasca cuenta con una comunidad de editores en todo el mundo. No tantos como la enciclopedia libre, porque su campo de actuación es mucho más especializado, pero sí suficientes para mantener unos filtros de calidad sobresalientes.

"Ahora mismo, tenemos 400 editores. Les damos acceso a un panel más avanzado, con posibilidad de modificar palabras. Todas estas personas están repartidas alrededor del mundo, y son esenciales. Si alguien pronuncia algo en chino, nosotros no podemos saber si está bien, por eso necesitamos editores nativos", explica Félix Vela.
El origen de la idea se remonta a 2008, cuando sus promotores se dieron cuenta de que, por ejemplo, nadie en España sabía cómo se pronunciaban en sus idiomas nativos palabras como Google y Twitter. 

"Nosotros venimos del mundo tecnológico. Decidimos crear la plataforma para que la gente aprendiese a pronunciar palabras en otros idiomas. Nos dimos cuenta de que tenía que ser gente nativa, por eso abrimos la web a todo el mundo", continúa el cofundador de Forvo.

A largo plazo, su objetivo es completar la pronunciación de todos los idiomas del mundo, o al menos alguno. Una misión que resulta, a priori, prácticamente imposible, según reconocen sus propios creadores. "El objetivo final es tener todas las palabras del mundo pronunciadas, pero es complicado, casi imposible, porque en el sistema permitimos también nombres propios, y son infinitos", señala Félix Vela.
Hacia un modelo de negocio
Los números de Forvo son, como mínimo, sorprendentes, teniendo en cuenta que "el público objetivo no es generalista, sino más bien de consulta para casos puntuales, para profesionales o gente que está estudiando idiomas". Aun así, cuentan con una comunidad de 255.000 usuarios registrados.

Además, han desarrollado una aplicación para iPhone que acumula ya más de 50.000 descargas. Pero uno de los aspectos más desconocidos del portal es su comunidad de desarrolladores, que actualmente cuenta con 3.000 profesionales de todo el mundo. Cada mes, reciben 21 millones de peticiones para utilizar la API (http://es.wikipedia.org/wiki/Interfaz_de_programaci%C3%B3n_de_aplicaciones) de Forvo.

"Es gente que quiere desarrollar, por ejemplo, una aplicación para Android o Windows utilizando nuestro sistema. A quien desea utilizarlo sin ánimo de lucro no le cobramos. A los que le sacan partido, sí", explica el CEO de Forvo.

En este segundo grupo se encuentran dos clientes importantes. Uno de ellos, http://www.translate.ru/, es el principal traductor ruso. El otro, http://www.whitepages.com/, es uno de los mayores servicios de páginas blancas de Estados Unidos, que se ha interesado por Forvo precisamente por su base de datos de pronunciación de nombres propios.

El servicio para desarrolladores es una de las fuentes de financiación del sistema, pero a día de hoy Forvo también incluye publicidad en algunos apartados, aunque es prácticamente inapreciable. "Tenemos un poco de publicidad para mantenernos, pero no es agresiva", apunta el programador.

Mientras preparan una nota de prensa, con motivo de su primer lustro online, y con el fin de ganar visibilidad en España, los fundadores de la plataforma están tratando de acceder en la actualidad a alguna ronda de financiación, con la esperanza de que en el futuro puedan hacer una cena de Navidad con los editores que, por amor al arte, desde cualquier rincón del orbe, permiten que la mayor guía de pronunciación del mundo siga creciendo.

lunes, 20 de mayo de 2013

Stoner, John Williams


…el frío había remitido por lo que sólo quedaba algo de fresco en el aire, aunque los árboles habían perdido las hojas, la hierba se empezaba a oscurecer y había una desnudez general que presagiaba un invierno duro.

La enterró junto a su marido. Al concluir el funeral, se quedó solo en el frío viento de noviembre y miró las dos tumbas, una abierta a sus pies y la otra cubierta y poblada por una fina capa de hierba. Se giró hacia el pequeño lugar yermo y sin árboles que acogía a otros como sus padres y miró a través de la tierra plana en dirección a la granja en la que había nacido, en la que sus padres habían pasado los años. Pensó en los costes que precisaba, año tras año, el suelo, que seguía siendo el de siempre, algo árido, tal vez ahora algo más fecundo. Nada había cambiado. Sus vidas se habían consumido en un trabajo triste, rotas sus voluntades, sus inteligencias embotadas. Ahora yacían en la tierra a la que habían entregado sus vidas y, paulatinamente, año tras año, la tierra les acogería. Lentamente la humedad y la descomposición infestarían las cajas de pino que contenían sus cuerpos y, gradualmente, tocaría sus carnes hasta acabar consumiendo los últimos vestigios de sus sustancias. Y se convertirían en parte irrelevante de aquella obcecada tierra a la que en el pasado entregaron sus vidas.

Y así la providencia, la sociedad o la suerte, como quieras llamarlo, ha creado esta cabaña para nosotros, para que podamos refugiarnos de la tormenta. Es para gente como nosotros por lo que existe la universidad, para los desposeídos del mundo; no para los estudiantes, ni para la altruista búsqueda de conocimiento, ni por ninguno de los motivos que se aducen por ahí. Nosotros distribuimos el raciocinio y permitimos el acceso a él a algunas personas comunes, a aquéllos que encajarán mejor en el mundo. Pero se trata sólo de un barniz protector. Al igual que la Iglesia en la Edad Media, a la que le importaban un bledo los seglares e incluso Dios, también nosotros sobrevivimos gracias a nuestros engaños.
“Deseo y aprendizaje”, dijo una vez Katherine.  “En realidad eso es todo, ¿verdad?”
En su año cuarenta y tres de vida, William Stoner aprendió lo que otros, mucho más jóvenes, habían aprendido antes que él: que la persona que uno ama al principio no es la persona que uno ama al final, y que el amor no es un fin sino un proceso a través del cual un persona intenta conocer a otra.
El amor intenso y fijo, siempre había estado ahí. En su juventud lo había dado sin pensar, lo había dado al conocimiento que le había revelado-¿hace cuántos años?- Archer Sloane; se lo había dado a Edith, en aquellos primeros días tontos y ciegos de cortejo y matrimonio, y se lo había dado a Katherine, como si nunca antes lo hubiera hecho. Lo había ido dando, de manera extraña, en cada momento de su vida y quizás lo había dado más cuando no era consciente de estar dándolo. No se trataba de una pasión ni de la mente ni de la carne; era más bien una fuerza que comprendía a ambas, como si fuera, más que un asunto de amor, su sustancia específica. A una mujer o a un poema, simplemente le decía: ¡Mira! Estoy vivo.
En su tierna juventud, Stoner había pensado en el amor como en una manera de existir absoluta a la que podría acceder si era afortunado; en su madurez había decidido que era el cielo de una religión falsa hacia el que se debía mirar con sosegado descreimiento, benévolo y crónico desprecio y vergonzante nostalgia. Ahora, a su mediana edad, empezaba a entender que ni se trataba de un estado de gracia ni de una ilusión; lo veía como un acto humano de conversión, una condición inventada y modificada, minuto a minuto y día a día, por la voluntad y la inteligencia del corazón.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Tannhauser



Porque mucho te amé, recibo y oigo

semejantes ofensas.
Pásalo bien; ya tienes mi permiso.
Ve; yo te abro la puerta».


viernes, 10 de mayo de 2013

Somos el tiempo que nos queda


Somos el tiempo que nos queda 

Ligeramente tumefacta
pero ofrecida con codicia,
llegó la boca hasta el lindero
de la precaria intimidad.
Iban reptando las parejas
que se apiñaban en lo oscuro:
no se miraban, se sumían
en un compendio de sudores,
se convertían en secuaces
de la penumbra suspensiva.
Como un furtivo postulado
brilló el mechero de los cómplices.

No te preocupes no me he ido,
¿cómo iba a irme sin saber?
Somos el tiempo que nos queda.

Y ya los cuerpos se anudaban
bajo la oscura marquesina,
sin decidir con qué argumentos
recobrarían su ansiedad.
Era una esquirla el clarinete,
un estertor de la armonía.

Toda la noche resonando
como una sábana en tus pechos,
toda la noche entre emboscadas
buscando llaves que no abrían.

Chorros de gritos tan vehementes
que entrechocan con los vasos
iban tiñendo de lujuria
los cortinajes y butacas.
Entre el estruendo de los rótulos
unas caderas rebullían
como impulsadas por la piel
incandescente del tambor.

Mira qué prendas, qué proclamas
de irremediable soledad.
Habla más alto, no se escucha
más que el furor de los licores.
Todo está lleno de luciérnagas
y de insufribles fumarolas,
todo parece confiscado
por los que nunca saben nada.

Pero la boca ya ofrecía
sus rezumantes terciopelos,
boca promiscua, saturada
de zumos ávidos y esguinces.
Está invadida de jadeos,
no se parece a las demás.
No se parece, no es mentira.

Pisando vidrios, esgrimiendo
restos de yerbas y de músicas,
llegaron nuevas avalanchas
de adormilados oficiantes.
Era la hora del suicidio
y algunos miembros de la secta
se desnudaron en la sala
con voluptuosa dejadez.

¿Cómo evitar el simulacro,
cómo vivir sin desvivirnos?
Surcan los días por tu vientre.
Somos el tiempo que nos queda.

J. Caballero Bonald

jueves, 9 de mayo de 2013

Corto Maltés


Hugo Pratt ideó la figura de Corto Maltés como nacido el 10 de julio de 1887 en La Valeta (Malta). Su padre era un marino británico procedente de Cornualles y su madre era una gitana, apodada "la niña de Gibraltar", nacida en SevillaDebido al Origen de su padreCorto Maltés es un súbdito británico. Su residencia oficial está en La Antigua, en las Antillas, pero su residencia preferida se encuentra en Hong-Kong. Corto Maltés vivió buena parte de su infancia en Córdoba.

La primera aparición de Corto se da en el título La balada del mar salado (Norma Ed.) Donde el maltés es recogido del agua por su amigo Rasputín. En este cuento, narrado por el propio océano, el protagonista nos da una pequeña pista de sus orígenes. Narra cómo una amiga de su madre, una gitana llamada Amalia, se interesa por leer el porvenir del joven en la línea de la fortuna de su mano. Pero se da cuenta de que Corto no posee esta línea, esto hace que el muchacho se impresione mucho y decida hacerse su propio destino. Con la cuchilla de afeitar de su padre se hizo una línea de la fortuna a 
su gusto.