viernes, 23 de octubre de 2015

'Ingenieria Romana', la serie documental



RTVE presenta la serie documental 'Ingeniería Romana', gran apuesta por la realidad virtual y aumentada


Presentada por Isaac Moreno, describe el ingenio y la astucia de los ingenieros romanos para aplicar sus conocimientos y recursos a la construcción de obras prodigiosas.

Estreno el sábado 24 de octubre a las 17:05 horas en La 2

miércoles, 21 de octubre de 2015

El futuro ya está aquí



El 21 de octubre el pasado, el presente y el futuro colisionarán. Es el día en que Marty McFly aterrizó en el futuro 2015, nuestro presente, para salvar a Marty Jr., su hijo aún no nacido, enRegreso al futuro II (1989). Además, este año se celebra el 30 aniversario de la primera película de la saga que creó Robert Zemeckis.

martes, 20 de octubre de 2015

A varios megas de distancia.

Cada vez se dan más casos de ruptura amorosa por adulterio digital,casos de mujeres y hombres que tienen pareja estable pero le son infieles en chats, en SMS, email o 'watsap'. No es que esos adúlteros virtuales se citen o se acuesten, sino que se envían varios mensajes cada día, hola cómo estás, se animan, se jalean, se consuelan de cualquier adversidad, se brindan consejos, se dan la razón en todo, se prestan apoyo emocional, se dicen que se quieren, que se añoran, se dicen piropos y hasta obscenidades, se manifiestan amor y adoración, todo ello sin consecuencias físicas pues por la circunstancia que sea -a menudo incluso viven en ciudades diferentes- no tienen ocasión de verse a solas, o se ven muy poco.
Cuando su pareja real resulta que es un fisgón que le ha espiado sus mensajes y se los reprocha, el pillado se justifica diciendo que se trata de una relación afectuosa, eso es innegable, incluso íntima, incluso amorosa, pero no cuenta, porque al fin y al cabo es sólo platónica. Dice que «no hemos llegado a nada», que sólo tontean. En efecto, aunque a menudo los amores digitales tienen su origen en una o dos remotas noches entre sábanas reales, el caso es que no se ha presentado ocasión o verdaderas ganas de repetirlo o incluso se ha eludido. Pero que haya habido o no contacto físico es casi lo de menos, pues en ese intercambio de mensajes hay más intensidad y complicidad y se muestra más cariño e incluso compromiso con los pesares y alegrías del corresponsal que el que se muestra con la pareja real.
Si los franceses llaman al amor la tendre guerre, la guerra tierna, los amores tecnológicos, los amores a varios megas de distancia, que están de tan palpitante actualidad, se parecen a las guerras de hoy, que se libran con drones, sin arriesgar la vida, guerras sin víctimas propias, como estas relaciones sin riesgo de incurrir en desacuerdos, sin el tedio de la rutina, riesgo de embarazos indeseados ni enfermedades de transmisión sexual. La explicación de este fenómeno, dice una especialista americana, tiene que ver con el hecho de que estas relaciones que te mantienen invisible y a salvo favorecen la desinhibición.
El bienestar que esto genera puede llevar a la dependencia, y muchos adultos cambian a su pareja por sus relaciones virtuales. Es cierto que hay muchas cosas que cuesta decirlas a la cara, pero no tanto escribirlas. Yo creo que muchas veces los amores digitales son conversaciones interminables entre gente que en realidad no se quiere conocer. Se demuestra que lo que la gente precisa y requiere es, más que sexo, atención: sentirse real e importante para alguien. La atención sostenida del otro, del ser externo, lejano, invisible, aporta excitación a tu vida, que en realidad, como bien sabes, muy interesante no es.
Digitalmente compartida, cualquier nimiedad que te pasa se ve realzada, y tú te conviertes en protagonista de tu día, y es como si todos los días fueran tu cumpleaños. Estás enamorado de ti mismo, que en realidad es lo que pasa tantas veces cuando uno cree estar enamorado de otro.
Ignacio Vidal-Folch. 
Publicado el 17 de octubre de 2015

lunes, 19 de octubre de 2015

¿Es todo trigo limpio? Elvira Lindo

 Las palabras del arzobispo de Valencia se centraron en la “invasión” de refugiados e inmigrantes de la que está siendo víctima nuestra Europa. “¿Es todo trigo limpio?”, se preguntaba Cañizares, olvidando por un momento la proverbial caridad cristiana. A esta pregunta, que hiela la sangre, habría que contestarle que, obviamente, no, no es todo trigo limpio en ningún grupo de seres humanos. Por tanto, no hay orgullo que valga en esta raza imperfecta a la que pertenecemos. No es trigo limpio todo cristiano viejo, ni todo español de varias generaciones, no fueron trigo limpio muchos de los alemanes de la vieja Europa, ni fue trigo limpio el Vaticano durante el nazismo; no es trigo limpio, como se viene demostrando, un sector indecente de la clase política; no fueron trigo limpio quienes encargados de administrar la prosperidad de nuestro país lo arruinaron en los últimos años no sin antes llevarse una pasta más allá de sus fronteras; no han sido trigo limpio, como bien ha reconocido el Papa, algunos abusadores de niños de la Iglesia Católica. De momento, nuestro país no ha sido invadido. No hay estadística que avale semejante miedo. Y en cuanto a que la entrada de inmigrantes y refugiados pueda convertirse en el Caballo de Troya que amenace Europa habría que recordar que los atentados islamistas sufridos por nuestro continente fueron perpetrados por ciudadanos que ya vivían en nuestros países y que las Torres Gemelas fueron derribadas por unos tíos que doblegaron a la tripulación con cuchillos del servicio de comidas. Nada hay más fácil que provocar una matanza. Incluso un niño con una bomba en el vientre puede hacerlo. 

lunes, 12 de octubre de 2015

Desamor por WhatsApp

Es probable que ya lo sepa, que la hizo llorar. Y de qué manera. No una ni cinco veces, sino durante una colección de madrugadas enredadas entre el deseo y la ausencia. La expatrió de su WhatsApp. Ni una palabra de limosna. Es de la opinión que las cosas hay que hacerlas así, de cuajo. Piensa que ella le estará espiando, comprobando si está en línea o desconectado. O a qué hora se acuesta y a qué hora se levanta, como si las horas significaran algo. También puede suceder que le muestre sus últimos mensajes a las amigas, que para reconfortarla le dirán que usted es un tipo de lo menos recomendable. Porque la semiótica del sms o del WhatsApp en el amor se ha convertido ya en todo un género, e incluso existen webs que se preocupan de analizar la veracidad de dichos mensajes. Los suyos perdieron músculo hace tiempo, a la vez que iban aumentando los puntos suspensivos, igual que un chaval.
Le angustia imaginarla mirando el teléfono cada cinco minutos, a la espera de una mínima señal. Un monosílabo que pueda devolverle la fe en el futuro. Pero usted decidió cerrar la llave maestra; no se siente capaz de otra cosa. El agobio, la presión, su incondicionalidad maternal agotaron el derroche de besos y champán. ¿Qué artimañas hay que aprender para dar un paso hacía atrás y seguir con la agenda, imperturbable? La nada frente a un deseo inmoral, tan perfecto como un choque de caderas.
“La conquista es un juego”, se dice a sí mismo. La consecuencia de su ánimo voluble, fóbico. Al principio la envalentonó mostrándole una devoción desmesurada. Al sentirse adorada por sus dedos, se rindió a sus pies, a su pecho y a sus canas. De las miguitas de piel pasó a la entrega absoluta. Por ello no es de extrañar que ahora se obsesione y se estremezca al sospechar que todo ha sido una tentativa caprichosa.
Hasta que un día usted se levanta raro, con dolor de cabeza. Justo cuando ella ha dejado de torturarse por todo lo que les quedó por hacer, por la canción que se le olvidó escuchar a su lado, por la foto que no llegó a mostrarle.
De entre los escombros de ese amor demolido le llegará un soplo de la tibieza de sus muslos. Y, por impulso, le mandará un mensaje autocompasivo que, no lo dude, ella reenviará al minuto a sus amigas, como si fuera navidad. Entonces usted buscará consuelo diciéndose que por naturaleza es un monógamo sucesivo. Que los años corren, con esa media distancia que sabe poner entre las cosas y el amor.
JOANA BONET