lunes, 30 de mayo de 2016

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Exposición de Banksy en Roma









No está en su terreno -la calle- sino en un elegante palacete de Roma, el Palazzo Cipolla. La mayor exposición de Banksy, el más grande artista de lo que llevamos de siglo, no tiene su autorización y se desconoce como reaccionará.
Desde sus inicios en los años 90, Banksy ha rechazado la comercialización del Arte por parte de grandes multinacionales con tendencia a la especulación y ha hecho público su escándalo por los desorbitados precios que alcanzan sus propias obras. Recordemos que fue uno de los pioneros del Street Art y estuvo en busca y captura por la Interpol debido a sus graffitis.
Acoris Andipa es el galerista londinense que colaboró con él y que ha vendido la mayoría de las obras expuestas, hasta que en 2011 el autor dijo basta. Andipa ha confirmado que Banksy no ha sabido nada de esta exposición, que desconoce cómo reaccionará y que en todo caso no se ha tocado ningún mural, sino que reúne obras vendidas en su momento, procedentes ahora de colecciones privadas de todo el mundo.
Lo cierto es que la muestra reúne obras Maestras, casi 150 piezas entre pinturas (spray sobre lienzo), grabados y esculturas que se han convertido en el icono de nuestra época. Ningún artista ha sabido unir poesía, denuncia política e ironía, con una capacidad de comunicación tan poderosa como él. Y todo con una técnica de pintura que no se enseña en las altas escuelas de Bellas Artes sino en los pequeños centros cívicos de barrio: la plantilla, una técnica de los comienzos del Street Art, cuyo precedente son las maculaturas de Joan Tharrats, y que Banksy ha sublimado. Facilita  además que colaboradores expandan sus obras por ciudades de todo el Mundo.
Hasta el 4 de septiembre en el Palazzo Cipolla de Roma (Via del Corso,320)
Web oficial de Banhksy

Galerías de Arte de Barcelona

sábado, 28 de mayo de 2016

No te creas todo lo que lees en internet

No te creas todo lo que lees en internet sólo porque hay una frase con una foto al lado”. La sentencia se atribuye a Abraham Lincoln y lleva su foto al lado












viernes, 27 de mayo de 2016

Playas de Girona

Cala Estreta (Palamós)

Cala Montjoi (Roses)


Cap Roig (Calonge)

Mar Menuda (Tossa de Mar)

Moll grec (L'Escala)

Platja Fonda (Begur)

Sa Boadella ( LLoret de Mar)

Sant Pol (Sant Feliu de Guixols)

Taballera (El Port de la Selva)

Feria del Libro de Madrid



jueves, 26 de mayo de 2016

El Pozo Sotón

Google Street View coge la jaula y se baja a la mina.
Es la primera vez en el mundo que cámaras certificadas por el afamado buscador de internet acceden a una explotación minera y lo han hecho en San Martín del Rey Aurelio, en el Pozu Sotón.
Un total de 22 imágenes en 360 grados para un kilómetro de galería. Cinco horas de trabajo para que 1.000 millones de usuarios se puedan dar un paseo por la mina.
La visita a través de Google Street al Pozu Sotón complementa las visitas reales a la mina de San Martín que, hace ya un año, puso en marcha Hunosa.
Galerías, jaulas, vagonetas, raíles y hasta las pintadas en las paredes que han hecho los mineros se ven en este paseo virtual por Sotón


domingo, 22 de mayo de 2016

Por qué cometí la mayor traición del fútbol.

Viajando por Borneo hace 15 años encontré el bar Barcelona en las afueras de la ciudad de Timika. Resultó ser un burdel para mineros al que su dueño, un miembro de la tribu de los Dani, había puesto el nombre de su equipo de fútbol favorito. Cometí el error de contarle que también yo era del Barça y en ese instante se abalanzó sobre mí como si hubiera marcado el gol decisivo en una final de Champions, dándome un gran abrazo perfumado en whisky barato. El poder fraternal del fútbol, ya saben.
La cosa es que poco después dejé de ser del Barça. Y no porque el nombre del club fuera utilizado como reclamo para la trata de blancas, que ninguna culpa tenía mi equipo de aquello, sino porque sus dirigentes habían prostituido sin remedio un gran proyecto deportivo para ponerlo al servicio del adoctrinamiento nacionalista.
Por despecho y cercanía geográfica -mi primer piso de soltero estaba junto al Bernabéu- me hice del Real Madrid, consciente de que no encontraría comprensión ni entre los seguidores de mi nuevo club. Desde entonces los amigos barcelonistas me ven como un traidor y los madridistas, que no terminan de creerse mi conversión, como un chaquetero. Uno lleva sin orgullo la debilidad de sus principios futbolísticos en un país que perdonaría un cambio de pareja, continente y hasta de sexo, pero jamás de equipo de fútbol.
La desvinculación emocional del Barça no fue fácil para alguien que de niño vivió el secuestro de Quini como si se hubieran llevado a su mejor amigo, la entrada deGoikoetxea que lesionó a Maradona como la revelación del mal y la derrota ante el Steaua de Bucarest como uno de los días más dolorosos de su infancia, por encima del descubrimiento de que los Reyes Magos eran los padres.
Mirando atrás en el tiempo, ya entonces había señales inequívocas de que cuando el nacionalismo catalán decía que el Barça era Més que un club, se refería a que también debía ser una avanzadilla para lograr una Cataluña independiente, excluyente e intolerante. Todo ha ido cobrando sentido con los años: la forma en la que los errores arbitrales eran voceados en el patio del colegio como afrentas a Cataluña, las victorias presentadas como resarcimientos de las heridas de la historia o la confusión deliberada de los sentimientos del barcelonismo con los de todos los catalanes. Y así hasta el empeño estos días por parte de los más sectarios de convertir el Nou Camp en lugar de peregrinación del pensamiento único, donde se exige pulcro respeto a los símbolos del separatismo y se denigran los del resto de los españoles.
Porque bien está que la Justicia haya decidido que los seguidores del Barcelona puedan llevar hoy banderas independentistas al Calderón -mira que hacen cosas extrañas los Estados opresores-, rectificando una torpe decisión del Gobierno que lo único que había logrado era dar oxígeno victimista al nacionalismo. Pero resulta grotescamente hipócrita que ese respeto sea reclamado por quienes marginan sistemáticamente todo lo que representa a España, faltan al respeto a su jefe de Estado con pitadas maleducadas o aplauden la quema de la Constitución en un programa de la televisión pública. Para el nacionalismo, los únicos sentimientos legítimos son los propios. El resto se pueden pisotear.
El Barcelona podría haber optado por ser un club abierto a todos los catalanes -y los que no lo son-, manteniéndose al margen de la política y evitando convertirse en otra herramienta utilizada para agrandar la brecha en la sociedad catalana y marginar a quienes no comulgan con el independentismo. Tomó otro camino, en contra de un buen número de socios no independentistas que mantienen una resignada y admirable lealtad al club. Otros nos decantamos por una ruptura dolorosa -no soy el único, créanme-, convencidos de que no somos nosotros quienes traicionamos al Barça, sino al revés.
David Jiménez
El Mundo, 22 de mayo de 2016

Quién. Pablo Alboran

viernes, 20 de mayo de 2016

La máquina. Eduardo Galeano.

La máquina

 … Lo invadió el pánico de la traición. Este cuerpo que ya no es mío, ¿me traicionará? ¿Traicionará a mi gente? No sabía cuánto tiempo había pasado y quiso recordar los últimos interrogatorios, pero la memoria se le había inundado de duda y cerrazón. Sintió la obligación de matarse, porque el nacimiento y la muerte no tienen importancia y lo que importa es lo que está en el medio y él no podía permitir que en el medio estuviera la traición. Matarse. Morirme, terminarme. Fin del infierno, fin del cielo, principio de nada. Matarme. Ofrecerme. El piso de cemento como un altar de piedra y la sangre yéndose a borbotones por la vena abierta y el placer de pensar: ‘los jodí’. Yo tendré fin, pero el tiempo no. Yo tendré fin, pero el espacio no. La pelea no. La suerte está echada, pero echada por mí.

  Pensó en el hijo como despidiéndose.

 Todavía no sabía que ellos no lo iban a dejar elegir. Todavía no le habían reventado el hígado, al cabo de varias semanas de no poder arrancarle ni una sola palabra de la boca. Todavía no lo habían arrojado muerto al monte, cerquita de un pueblo cualquiera.

 Y no sabía, y nunca supo, que en alguna parte había una carta para él. La carta decía.

Hemos preguntado por todas partes y nadie sabe dar cuenta de tu paradero.

En los cuarteles se ríen de mí cuando pregunto. Ellos dicen que te habrás ido con otra, pero yo sé que te han metido preso de nuevo porque vino un amigo tuyo que sabe y me lo dijo. Me pregunto dónde andarás. Los sufrimientos que andarás pasando ya me los imagino. Puede ser que esta carta llegue y puede ser que no, pero lo mismo la voy a llevar a ver qué pasa.

Dice el Yuyo que te manda un chicle globero porque vos sabés hacer buenos globos, globos grandes, que vuelan, y así te metés adentro del globo y te escapás. Dice que cuando vuelvas le traigas un paraguas y un helado. Hoy se levantó muy temprano para pedirle que vuelvas al lucero del alba.

El Yuyo es una máquina de hacer preguntas. Me tiene loca con las preguntas. ¿Cuándo empezará todo de nuevo? ¿Cuándo empezará todo otra vez, del año 1 en adelante? ¿Cuántos segundos demora en pasar un siglo?

A veces me dice que está deseando nacer y está deseando crecer, pero a veces me dice que quiere volverse a meter en mi barriga.

Camina mucho solo, anda por ahí, sin darse con nadie. A cuanto tipo de uniforme ve por la calle, aunque sea un portero de hotel, le pregunta: ¿Cuándo me vas a devolver a mi papá? Dice que los va a fulminar a todos con su rayo ultra-seven y les patea los tobillos y sale corriendo.
Yo también te extraño mucho. Olvidate de todas las cosas feas que te tengo dichas y las veces que yo no te entendía. Solamente quiero que vuelvas. Quiero que estemos juntos por un rato aunque sea y quiero decirte que sos lo mejor que me ha pasado en la vida.

Nunca te gustó que yo te hablara así y cambiabas de tema o te agarrabas una rabieta y además siempre había otras cosas de qué hablar, como ser, las maldades del gobierno o lo caro que está todo y no hay plata que alcance.

Ahora yo no sé si vas a poder leer esta carta, pero igual siento como una necesidad de decirte que yo contigo he sido más feliz de lo que en los libros dice que se puede. Perdóname si tantas veces me anduve quejando por bobadas. 

Un día me dijiste que yo tenía cara de mujer a la que siempre se vuelve y yo te espero ahora o cuando sea y donde sea y como sea. Quiero que sepas.

Eduardo Galeano - La canción de nosotros.

martes, 17 de mayo de 2016

Sin ninguna explicación

“¿Los tíos ya eran así?”, pregunta una amiga que, tras doce años de matrimonio, se ha reincorporado a la dura vida de la soltería. Se estrenó saliendo con un chico unos meses, y él acaba de largarse sin dejar rastro. Esas parejas eventuales que antaño bajaban a comprar tabaco y no volvían más, ahora que nadie fuma simplemente desaparecen. No me refiero a los fuck & run de una noche. Sino a los que ya empezaban a formar parte de la costumbre: excursiones de fin de semana, bromas íntimas, vacaciones juntos, presentación de amigos, a veces incluso conoces a sus hijos. Construían nostalgia. Y de repente, dejan de contestar a los mensajes. Si te he visto, no me acuerdo. Entonces lo único que puedes hacer es aceptar el ghosting.
Así se llama ahora el tradicional “irse a la francesa” y, como mínimo entre mis conocidos, se ha vuelto un modo frecuente de acabar las relaciones. Con la máxima discreción. Sin avisar ni despedirse. Las mujeres suelen tener más tacto, y al menos envían un watsap o e-mail en el que piden tiempo. Necesito tiempo. No te hagas ilusiones, es un eufemismo. Ese tiempo indefinido se alargará hasta el infinito, y tú, al otro lado, te sentirás idiota por haberlo perdido esperando. Los hombres, por su parte, no ven por qué deberían dar explicaciones; su silencio ya es suficientemente elocuente.
Tal vez las redes sociales hayan contribuido a este sistema. Dicen que internet desensibiliza. Tener un nuevo amigo es tan fácil como hacer un clic, y dejar de tenerlo es tan sencillo como desagregarlo. Si no te gusta, lo blo­queas. Amar se ha convertido en una selección de personal. Cuando uno no cumple con todos los requisitos, le das las gracias por los servicios prestados y adiós muy buenas. Vale, el despido es improcedente, porque lo hizo bien, era un encanto. Pero con toda la oferta que hay, no vas a perder la oportunidad de encontrar un candidato mejor. La literatura está llena de oportunidades perdidas y sus protagonistas lo pasan fatal. Además, no había contrato alguno. Somos freelance, autónomos, independientes. ¿Para qué pasar por ese trance engorroso del “tenemos que hablar”?
Hablar no está de moda. Como mucho, le envías unos emoticonos o unos gifts que lo dicen todo. Admitir que es complicado es admitir que no llamas a las cosas por su nombre. Hagámoslo fácil: no te enfrentes a la situación, mejor huye. El otro ya lo entenderá. Y si no lo entiende, si no lo entiende, nada de nada, si se flagela preguntándose qué ha ocurrido o en qué la cagó, si se an­gustia por el abandono, si le cuesta asumir esta interrupción abrupta, aquí, ahora, tan fuera de lugar, si no sabe cómo va a encarar esta crisis, tanto da, porque éste ha dejado de ser tu problema. ¿Los políticos ya eran así? ¿Y los intelectuales? ¿Y los directivos? ¿Y los economistas? ¿Hay alguien que aún asuma la responsabilidad de dar explicaciones?

Llúcia Ramis. 
La Vanguardia, mayo de 2016

lunes, 16 de mayo de 2016

Construyendo un mundo

Trabajadores son llevado hasta su lugar de trabajo en un rascacielos

Trabajadores de construcción en Nueva York. El edificio Singer se aprecia en el fondo. Circa 1925

Construyendo la ciudad de Nueva York, con el Banco de la Ciudad en el fondo. 1925

Dos trabajadores en las vigas metálicas de un edificio de gran altura en construcción, alrededor del año 1925.  

Cuatro hombres cruzan el puente de Brooklyn en la ciudad de Nueva York como parte de una prueba para los solicitantes que deseen ser contratados para pintar el puente.  

Restauración de la Torre Central de la Cámara de los Comunes en Londres. 1929


Trabajadores tocando la armónica en una viga del piso 22 del edificio Murray Hill, Nueva York. Circa 1930

Dos camareros sirven el almuerzo a dos trabajadores sobre una viga por encima de la ciudad de Nueva York, 14 de noviembre de 1930.  

Pintando el mástil de la Australia House, de Londres, con la Iglesia de St Clements Dane detrás de él. 18 de abril de 1934

Obreros remachado las bases de la Torre Eiffel usando energía hidráulica. Circa 1888


sábado, 14 de mayo de 2016

Fue posible que yo no te supiera...

¿Fue posible que yo no te supiera
cerca de mí, perdido en las miradas?

Los ojos me dolían de esperar.
Pasaste.

Si apareciendo entonces
me hubieras revelado
el país verdadero en que habitabas!

Pero pasaste
como un Dios destruido.

Sola, después, de lo negro surgía
tu mirada.


Jaime Gil de Biedma y Alba

Pintura: Jack Vettriano.
                                                    

viernes, 13 de mayo de 2016

Exposición ARSTUSIA, de Joan Fontcuberta.Museo de Bellas Artes de Asturias






ARSTUSIA es un vocablo que compone un anagrama de Asturias.

Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955) es un reconocido artista, docente, ensayista, crítico, promotor de arte y ganador de varios galardones, como el Premio Nacional de Fotografía y de Ensayo. Además, Fontcuberta es el único español que ha recibido el prestigioso Premio Hasselblad, un reconocimiento internacional de fotografía que concede desde 1980 la Fundación sueca Hasselblad.

ARSTUSIA es la cuarta exposición del programa Miradas de Asturias, una iniciativa de largo recorrido de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson que promueve, desde el mecenazgo, la creación de un Fondo de obra inédita inspirada en Asturias a partir de la visión íntima y personal de prestigiosos fotógrafos, como Alberto García-Alix, José Manuel Ballester y OukaLeele, todos ellos Premio Nacional de Fotografía.

ARSTUSIA,  se puede visitar desde el 14 de mayo hasta el 28 de agosto de 2016 en el Museo de Bellas Artes de Asturias.

Lugar: Museo de Bellas Artes de Asturias (Ampliación | Planta -1).