lunes, 30 de octubre de 2017

Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos. Exposición





Auschwitz no solo fue el mayor campo de concentración y exterminio nazi, sino también el más letal de todos ellos: más de 1.100.000 personas fueron asesinadas tras sus alambradas.
Convertido en el símbolo inequívoco de los horrores cometidos por la Alemania nazi, sus restos e historia sirven hoy como advertencia universal de los peligros derivados del odio, la intolerancia y el antisemitismo y nos confrontan, asimismo, con los límites de la barbarie humana.
Por primera vez en la historia, más de 600 objetos originales se exponen en la primera exposición itinerante sobre Auschwitz coproducida por Musealia y el Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau; un emotivo y riguroso recorrido por uno de los capítulos más oscuros de la historia de la humanidad que, sin duda, removerá la conciencia del mundo. 
Por la importancia de conocer lo que ocurrió en el mismo corazón de Europa hace poco más de 70 años, los colegios de toda España podrán acceder gratuitamente a la muestra, que dentro del territorio nacional sólo tendrá parada en Madrid. De aquí, irá a seis ciudades europeas y siete en Norteamérica.
Los terribles trenes de la muerte, en los que se trasladó a tantos seres humanos hacia una muerte segura, están representados por un vagón original de la compañía nacional alemana de tren, la Deutsche Reichsbahn. Y también habrá material audiovisual inédito sobre el periodo de la Alemania nazi.


El estreno mundial de la exposición tendrá lugar el 1 de diciembre de 2017 en la Sala de Exposiciones Arte Canal de Madrid. Este será su único destino en España. Hasta el 18 de junio de 2018.

jueves, 19 de octubre de 2017

Eduardo Mendoza, sobre Cataluña: "Es un lío que, por fuerza, tiene que acabar mal"

La situación en Cataluña está yendo "hacia un camino perjudicial para todo el mundo", "un lío que, por fuerza, tiene que acabar mal", ha asegurado este miércoles el escritor barcelonés Eduardo Mendoza, que se ha confesado "muy preocupado y triste" porque, "acabe como acabe, se ha producido una ruptura muy penosa".
Mendoza (1943) ha tenido esta mañana en Getafe un encuentro con estudiantes de Secundaria en el que le han preguntado por la situación en Cataluña, un tema del que ha vuelto a hablar en unas breves declaraciones ante los periodistas antes de recibir el premio José Luis Sampedro del Festival Getafe Negro.
"Estoy muy preocupado y triste porque, pase lo que pase y acabe esto como acabe, se ha producido una ruptura dentro y fuera de Cataluña muy penosa e innecesaria que ha venido en un momento en el que teníamos todo para vivir bien. De repente nos hemos convertido en un país triste y abocado a la división", ha señalado a los periodistas.
Las cosas, ha dicho, "están mal", son 'tiempos revueltos' y ha pronosticado que la situación, con la fuga de empresas de Cataluña, provocará un 'perjuicio' para ambas, aunque, ha matizado, no quiere "hacer un elogio del capitalismo": "Ahora resulta que los bancos que todos queríamos quemar hace cuatro días ahora son buenos".
El escritor, autor de La ciudad de los prodigios o Sin noticias de Gurb, ha confesado a los estudiantes que esta mañana había "puesto varias velas a todos los santos para que no saliera el tema".
La respuesta "corta" de cómo lo ve, les ha dicho, es "mal" y "la larga" llevaría "varias horas" porque es "un tema complejo" pero, "sin duda", "los independentistas están planteando una cosa desde el punto de vista político abstracto conceptual discutible: una parte del país se quiere separar que es un estado una nación".
"En el supuesto de que se ganara y en el supuesto de que pierdan también se han metido en un lío que, por fuerza, tiene que acabar mal. Quien obtenga una victoria creará una derrota y eso para los catalanes es muy doloroso porque no me apetece que una parte importante de mis conciudadanos vivan en una derrota", ha subrayado.
"Ya viví una -derrota- cuando era pequeño y no quería vivir otra", ha precisado el Premio Cervantes 2016, para quien la causa que "impulsa a la gente a querer la separación" no es una sino muchas, sobre todo "la desesperación de la gente joven" que al no ver "claro" ni su presente ni su futuro "se apunta a causas perdidas".
Es, ha afirmado, "un falso romanticismo", la fuerza del "vamos a pegar fuego a todo esto": "Hay que atacar el problema pero es importante atacar las causas. Es un problema muy serio que se está debatiendo en muchos lugares donde no les corresponde hacerlo y se hace muy poco donde se debería hacer".
"En vez de contribuir al debate lo que hace es echar leña al fuego. Estamos en el mecanismo de acción y reacción que difícilmente se va a poder para sin una idea o una solución muy drástica que seria una solución quirúrgica con sus efectos secundarios y amputaciones que preferiría no ver", ha añadido.

martes, 17 de octubre de 2017

En Francoland. Antonio Muñoz Molina

En Europa o América, les gusta tanto el pintoresquismo de nuestro atraso que se ofenden si les explicamos todo lo que hemos cambiado


Me pasó la última noche de septiembre en Heidelberg, pero me ha pasado igual con cierta frecuencia en otras ciudades de Europa y de América, incluso aquí, dentro de España, en conversaciones con periodistas extranjeros. Muchas veces, en épocas diversas, con una monotonía en la que solo cambia el idioma y el motivo inmediato, me ha tocado explicar con paciencia, con la máxima claridad que me era posible, con voluntad pedagógica, que mi país es una democracia, sin duda llena de imperfecciones, pero no muchas más ni más graves que las de otros países semejantes. Me he esforzado en dar fechas, mencionar leyes, cambios, establecer comparaciones que puedan ser útiles. En Nueva York he debido recordarle a personas llenas de ideales democráticos y condescendencia que mi país, a diferencia del suyo, no admite la pena de muerte, ni la cadena perpetua, ni el envío a prisión de por vida de menores de edad, ni la tortura en cárceles clandestinas.
Fuera de España uno a veces tiene que dar explicaciones de historia, y hasta de geografía. Hasta no hace mucho tiempo, un ciudadano español tenía que explicar, aun sabiendo que había grandes posibilidades de que no se le hiciera ningún caso, que el País Vasco no se parece al Kurdistán, ni a Palestina, ni a las selvas de Nicaragua en las que los sandinistas resistían al dictador Somoza. Uno explicaba que el País Vasco es uno de los territorios más desarrollados y con más alto nivel de vida de Europa; y además que dispone de un grado de autogobierno y hasta soberanía fiscal muy superior a la de cualquier Estado o región federada del mundo. Lo más que se conseguía era una sonrisa cortés, aunque también incrédula.
Una parte grande de la opinión cultivada, en Europa y América, y más aún de las élites universitarias y periodísticas, prefiere mantener una visión sombría de España, un apego perezoso a los peores estereotipos, en especial el de la herencia de la dictadura, o el de la propensión taurina a la guerra civil y al derramamiento de sangre. El estereotipo es tan seductor que lo sostienen sin ningún reparo personas que están convencidas de sentir un gran amor por nuestro país. Nos quieren toreros, milicianos heroicos, inquisidores, víctimas. Nos aman tanto que no les gusta que pongamos en duda la ceguera voluntaria en la que sostienen su amor. Aman tanto la idea de una España rebelde en lucha contra el fascismo que no están dispuestos a aceptar que el fascismo terminó hace muchos años. Les gusta tanto el pintoresquismo de nuestro atraso que se ofenden si les explicamos todo lo que hemos cambiado en los últimos 40 años: que no vamos a misa, que las mujeres tienen una presencia activa en todos los ámbitos sociales, que el matrimonio homosexual fue aceptado con una rapidez y una naturalidad asombrosas, que hemos integrado, sin erupciones xenófobas y en muy pocos años, a varios millones de emigrantes.
La otra noche, en Heidelberg, la víspera del ya célebre 1 de octubre, en medio de una cena muy grata con profesores y traductores, tuve que repetir mi explicación, con una vehemencia que me hizo sobreponerme al desánimo. Una profesora alemana me dijo que, según le acababa de contar alguien de Cataluña, España era todavía “Francoland”. Le pregunté, tan educadamente como pude, qué sentiría ella si alguien decía en su presencia que Alemania es todavía Hitlerland. Se ofendió enseguida. Tan calmadamente, tan pedagógicamente como pude, le aclaré lo que no tiene que aclarar nunca ningún ciudadano de ningún otro país avanzado de Europa: que España es una democracia, tan digna y tan imperfecta como Alemania, por ejemplo, y tan ajena como ella al totalitarismo; incluso más, si atendemos a los últimos resultados electorales de la extrema derecha. Si, según su informante catalana, seguíamos en la tierra de Franco, ¿cómo era posible que Cataluña dispusiera de un sistema educativo propio, un Parlamento, una fuerza de policía, una radio y una televisión públicas, un instituto internacional para la difusión de la lengua y la cultura catalanas? El reconocimiento de la singularidad de Cataluña era tan prioritario para la naciente democracia española, le dije, que la Generalitat se restableció incluso antes de que se aprobara la Constitución. Extraño país franquista el nuestro, tan opresor de la lengua y de la cultura catalana, que elige una película hablada en catalán para representar a España en los Oscar.
Quien ha vivido o vive fuera de nuestro país conoce lo precario de nuestra presencia internacional, la asfixia presupuestaria y el mangoneo político que han malogrado tantas veces la relevancia del Instituto Cervantes, la falta de una política exterior ambiciosa a largo plazo, de un acuerdo de Estado que no cambie desastrosamente de un Gobierno a otro. La democracia española no ha sido capaz de disipar los estereotipos de siglos. Los terroristas vascos y sus propagandistas supieron aprovecharse muy bien de ellos durante muchos años, precisamente aquellos en los que éramos más vulnerables, cuando a los pistoleros más sanguinarios se les seguía concediendo en Francia el estatuto de refugiados políticos.
De modo que a los independentistas catalanes no les ha costado un gran esfuerzo, ni un gran despliegue de sofisticación mediática, volver a su favor en la opinión internacional eso que ahora todo el mundo se ha puesto de acuerdo en llamar “el relato”. Lo habían logrado incluso sin la colaboración voluntariosa del Ministerio del Interior, que envió a policías nacionales y guardias civiles a actuar de extras en el espectáculo amargo de nuestro desprestigio. Pocas cosas pueden dar más felicidad a un corresponsal extranjero en España que la oportunidad de confirmar con casi cualquier pretexto nuestro exotismo y nuestra barbarie. Hasta el reputado Jon Lee Anderson, que vive o ha vivido entre nosotros, miente a conciencia, sin ningún escrúpulo, sabiendo que miente, con perfecta deliberación, sabiendo cuál será el efecto de su mentira, cuando escribe en The New Yorker que la Guardia Civil es un cuerpo “paramilitar”.
Como ciudadano español, con todo mi fervor europeísta y viajero, me siento condenado sin remedio a la melancolía, por muy variadas razones. Una de ellas es el descrédito que sufre el sistema democrático en mi país por culpa de la incompetencia, la corrupción y la deslealtad política. Otra es que el mundo europeo y cosmopolita en el que personas como yo nos miramos y al que hemos hecho tanto por parecernos prefiere siempre mirarnos a nosotros por encima del hombro: por muy cuidadosamente que queramos explicarnos, por mucha aplicación que pongamos en aprender idiomas, a fin de que se entiendan bien nuestras explicaciones inútiles.

SINFONIA

lunes, 16 de octubre de 2017


Camino del 155. Iñaki Gabilondo

Llegó la respuesta de Puigdemont, ni sí ni no, una carta explicativa con oferta de diálogo, lo que ya se dijo que no se aceptaría. Entre paréntesis, un diálogo que tendría poco recorrido si, como dijo ayer Oriol Junqueras, solo podría tratar de la construcción de la república catalana.
En fin, todo conduce al 155. Pasado el plazo límite del jueves 19, se activará. Quiero advertir que entonces va a comenzar otra espera de altísima tensión, una espera de semanas, tal vez más. Recordemos el procedimiento: el gobierno concreta las medidas, pide el visto bueno del Senado, y éste, antes de autorizarlas, ha de aguardar las alegaciones de los afectados que, supongo, se lo tomarán con calma.

Esas semanas incandescentes, de alto riesgo, cuando la autonomía catalana esté ya intervenida de hecho y solo pendiente de su implementación, será un tiempo delicadísimo, en el que actuará el factor tiempo en un día a día sulfúrico. El tiempo, quemadura o que pudre. Veremos si une o separa a los partidos soberanistas, si calienta o enfría las opiniones públicas o las enfrenta. Lo peor, que haga más irreductible al independentismo en su actual camino sin salida y nos descontrolemos todos en una marabunta de emociones.
Ojalá soplara un viento de buen juicio y de sentido de la realidad, e incluso de miedo, porque sí, un poco de miedo no nos vendría mal. “El miedo es el principio de la sabiduría”, como decía François Mauriac. Porque algún día todo regresará a la racionalidad de unas urnas, y ojalá ese día no esté todo patas arriba.

Murcia: la nueva meca del grafiti

La Oficina del Grafiti de Murcia, pionera en España, pretende convertir a la ciudad en capital nacional del arte urbano.
"Hemos pasado de oír 'qué sirvergüenzas' a 'qué bonito'".
Hasta hace unos meses, la plaza de la Academia General del Aire de Murcia era uno más de tantos espacios urbanos sin demasiada gracia. Varias bancadas de piedra y algún árbol despistado eran los únicos vecinos del barrio.
Ahora, sin embargo, en el mismo lugar se ven poses instagrameras y perspectivas de rodilla hincada. El gris cemento ha dejado paso a los tonos intensos de los murales que sirven de fondo a las instantáneas. Hay donde elegir: la ballena a lo Melville del asturiano XAV, el camaleón biomecánico del canario Feoflip, la mirada de la niña de Dale Grimshaw... Y cómo no, el talento made in Murcia que nos espera bajo la sombra en una tarde de septiembre con más grados de los recomendables para un verano moribundo.
Nels, Aisha, Borja Ballesta, Carlos Callizo y Zai Man son cinco de los integrantes de un grupo de artistas locales que, subidos a elevadores y pertrechados con 500 botes de aerosol y 300 litros de pintura, han convertido a este rincón anodino de baldosas en una chincheta roja en el Google Maps de los rastreadores de arte urbano.
«Estamos obligando a que la gente pasee levantando la vista, prestando atención», dice Callizo, uno de los responsables de esta explosión artística al aire libre. Que se lo digan a los vecinos del barrio de Santa Eulalia, que ha sustituido garabatos apresurados y sin ningún atractivo por retratos, claroscuros y geometrías sugerentes en 23 de sus calles.
La Oficina del Grafiti de Murcia surgió para limpiar la ciudad de pintadas que afeaban el mobiliario urbano. Pero ahora sus aspiraciones son otras. «En Murcia hay muchísimo talento; sólo había que ofrecer el espacio y los materiales para aprovechar la capacidad de nuestros artistas y generar un nuevo patrimonio». Habla Clemente García, responsable de la Oficina, mientras nos acompaña en un paseo por los murales. «El futuro del arte está en la calle. Sales a pasear y estás en un museo al aire libre». Sin necesidad de pagar una entrada ni de hacer cola a la puerta.
Pionera en España, la Oficina del Grafiti pretende hacer de Murcia la capital nacional del grafiti, ahí es nada. Por lo pronto, ya asesora a ciudades como Madrid y Valencia, dos de las mecas locales -junto a Barcelona- del Street Art. Muestra del éxito, un botón: el Museo de Bellas Artes de la ciudad, inaugurado en 1910, batió su record de visitas este año con la exposición Arte Urbano: de la calle al museo, que exhibió 85 obras de artistas de 23 países.
Al artista Callizo le sorprende el estado de conservación de los murales, que el barrio ha hecho suyos y preserva del vandalismo. «¡Están perfectos! Ni pintadas, ni arañazos». Sorprende que lo único que les hayan lanzado sea los flashes de los blogueros. Algo ha cambiado en la personalidad de Murcia. «Ha sido un boom, aquí ni se sabía lo que era el arte urbano», afirma.
Clemente recuerda el comentario de dos ancianas mientras trabajaban en un mural. «Venían con su carro, se pararon y dijeron: '¡Qué preciosidad!'. Hemos pasado de que la gente diga 'qué sinvergüenzas' a '¡qué bonito!'. Ha habido un cambio generacional tremendo».
Se trata de un cambio de percepción que va calando. Callizo subraya que «grafiti hace referencia al origen del movimiento en los años 70 en Nueva York y Filadelfia, cuando los pandilleros pintaban trenes. Ahora hay que hablar de arte urbano. El grafiti tiene connotaciones vandálicas. Esto es todo lo contrario: el artista quiere regalar su arte, no correr delante de la policía». Nels, otro de los creadores locales, añade: «Hay gente que no cree que con un bote de spray se puedan hacer estas maravillas».
También hay vida más allá del aerosol. Callizo, por ejemplo, realiza sus murales con espátula. «Un día utilicé un bote de spray y casi los mato a todos. ¡Qué peste echaba eso, por Dios!». Le preguntamos a él y a sus compañeros si es posible dedicarse exclusivamente al arte de convertir paredes en lienzos. «Ni de coña», contesta Nels. «Hay gente que saca dinero de murales por encargo, pero vivir de esto es muy complicado».
Callizo difiere: «Hay un boom en instituciones y ayuntamientos. Hasta los pueblos pequeños quieren tener su festival. Incluso la empresa privada está cayendo en la cuenta de que puede tener una fachada distinta. Dentro de unos años sí será factible vivir del grafiti».
La relevancia que está adquiriendo Murcia en el arte urbano lo demuestra el interés de artistas extranjeros en pintar en la ciudad y compartir espacio con el talento local. Ha sido el caso de Eduardo Kobra , Sofía Frey, Freak The Fab, Lolly Brick... «No venían a apoyar a los murcianos, sino a colaborar y a compartir. Ahí se ve el potencial, apostilla Clemente. Sus artistas han pasado de pedir permiso para pintar a las comunidades de vecinos a que «todo el mundo quiera cedernos un espacio». Es la prueba de que algo se mueve en las paredes de Murcia. Preparen sus smartphones, no sea que se lo pierdan.

jueves, 12 de octubre de 2017

Hazte extranjero

"He visto nacer algunas independencias de la inteligencia, la lucha y el sacrificio, pero nunca vi nacer ninguna de la chapuza y la caspa. Lo más triste de estos días es que entre todos estamos haciendo, otra vez, historia de España."


Arturo Pérez-Reverte