" ¿Cómo era posible que mi padre no hubiera sospechado ni detectado nada? Era un hombre inteligente y culto, ningún tonto, y bastante precoz, aunque desde luego un optimista irredento, confiado en principio con todo el mundo. Pero aún así. ¿Cómo se pudo pasar media vida junto a un compañero, un amigo íntimo, sin percatarse de su naturaleza, o al menos de su naturaleza posible? ¿Cómo puede no verse en el tiempo largo que quien acabará y acaba perdiéndonos nos va a perder? ¿Cómo puedo no conocer hoy tu rostro mañana, el que ya está o se fragua bajo la cara que me enseñas o la careta que llevas, y que me mostrarás tan sólo cuando no lo espere? "
Javier Marías.
Tu rostro mañana
1 comentario:
Non ès que uno sea ciego, es que todo cambia a cada momento. Circuntâncias. Nuestra sencibilidade´corre tembien con él tiempo...
Aunque nos desgute.
Pero uno jamas es "ciego". és lo que és, porque assí tien que ser, en el momento de ser.
Un abrazo
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