viernes, 25 de enero de 2013

Elegías. Sixto Propercio


¡Oh feliz de mí! ¡Oh noche para mí radiante! ¡Oh lecho,que has ganado dicha con mis goces!
¿Cuántas cosas nos dijimos a la luz del candil y vaya gresca hubo al apagar la luz!
Pues me hizo frente a ratos con el pecho desnudo,y a veces me entretuvo vestida de túnica.
Ella abrió mis ojos, que caían de sueño a besos y me dijo: «¿Es que duermes, remolón?»¡Qué variación de abrazos nos intercambiamos! 
¡Cuánto tiempo mis besos se quedaron en tus labios! 

No ayuda interferir a Venus moviéndose a ciegas:Por si lo ignoras, en amor, los ojos son los guías.
Paris mismo, cuentan que cayó por la Laconia,desnuda al levantarse del lecho de Menelao:Y Endimión prendó desnudo a la hermana de Febo,dicen, y se acostó con la diosa desnuda. 

Con que, si persistes en la idea de dormir vestida,probarás cómo mis manos desgarran tu ropa:Más aún, si me desborda la ansiedad,le enseñarás a tu madre los brazos marcados.

No te impiden jugar unos pechos caídos:Si a alguna le preocupa que parió, fíjese en ello.Mientras los hados nos dejan, saciemos de amor nuestros ojos:Te llega una larga noche, no ha de volver el día.
¡Si quisieras que nos ligara una cadena juntos,sin que un día lograra deshacerla!Sírvante de ejemplo las palomas unidas por su amor,macho y hembra en vínculo total.

Yerra quien le busca fin a un amor insensato:Un amor verdadero no sabe ser comedido.

Antes al labrador le engañará la tierra sin productos,más pronto el Sol conducirá caballos negros,y empezarán los ríos a retornar sus aguas a las fuentes,y habrá peces sedientos sobre un mar árido,que podamos transferir nuestro dolor a otro:Yo seré suyo mientras viva y muerto seré suyo.

Que si acepta concederme con ella tales noches,incluso un año será una larga vida.Y si me da muchas, llegaré a inmortal en ellas:Sólo en una noche, cualquiera puede ser incluso dios.

Si todos quisieran pasar una vida como esa,y yacer con el cuerpo bien cargado de vino,no habría espada cruel ni nave de guerra,ni el mar de Accio revolvería huesos nuestros,ni, acosada tantas veces por sus propios triunfos,Roma estaría cansada de soltarse el cabello.

Nuestros descendientes bien podrán loarnos esto:Mis tragos no han ofendido a dios alguno.Tú, mientras hay luz, ¡No desprecies el fruto de la vida!Si das todos los besos, darás pocos.Y como las hojas han dejado las guirnaldas secas,esas que ves nadar, esparcidas por tantas copas,a nosotros, amantes que a tanto aspiramos,acaso nos traerá la muerte el día de mañana.

Sixto Propercio 
Poeta latino, 47-15 a.C.

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