jueves, 12 de marzo de 2009

Sarajevo 1992-2008

Para muchos historiadores, el siglo XX terminó en 1992, con el sitio de Sarajevo, cuando la barbarie, en forma de limpieza étnica, volvió al corazón de Europa. Es un momento clave de nuestro tiempo al que nunca regresaremos suficientes veces. Gervasio Sánchez es un reportero persistente donde los haya: su trabajo sobre las víctimas de las minas antipersonas, por el que ha recibido el último Premio Ortega y Gasset, se ha prolongado a lo largo de los años. Fue el periodista español que más tiempo pasó en Sarajevo durante la guerra (1992-1995) y ahora, con la misma perseverancia de no permitir que las historias se acaben cuando algo tan caprichoso como la actualidad decide que terminen, ha regresado a la capital de Bosnia para reconstruir su presente a partir de su pasado.
"Allí aprendí que la guerra no se puede contar", escribe Sánchez en el prólogo del libro que acompaña la exposición Sarajevo 1992-2008. "Por mucho que apures el bolígrafo, aguces el ingenio o encuentres la realidad, nunca conseguirás que el lector conciba la verdad de un conflicto armado. El horror es inimaginable para quien no lo haya vivido", prosigue. Sin embargo, su trabajo en Sarajevo se acerca bastante porque nos muestra cómo la guerra deja en la gente heridas que nunca se borran, pero también porque nos enseña que las ciudades, los seres humanos, son capaces de sobrevivir al mal, nos muestra cómo la normalida libro de Gervasio Sánchez es una obra que va mucho más allá de Bosnia, es un trabajo que se abre a todas las guerras, a todas las muertesUn testimonio de la evolución y transformación de Sarajevo desde su asedio hasta hoy. Un episodio que no debe ser olvidado. Una ciudad que se levanta sobre sus heridas, que se sobrepone y sigue adelante. Conmovedoras fotografías de Gervasio Sánchez que son el puente entre la ciudad de la guerra y la ciudad de la paz. En el conflicto de Bosnia-Herzegovina dos millones y medio de habitantes (60% de la población total) tuvieron que abandonar sus casa víctimas de la limpieza étnica. La mitad sigue viviendo fuera de las fronteras de Bosnia-Herzegovina o mantiene el estatus de desplazado interno. 250.000 bosnios fueron asesinados, de los que 16.000 eran menores de edad. Sólo en Sarajevo murieron 1.601 niños. Hay más de 25.000 menores huérfanos de padre o madre en todo el país. Esta guerra ha marcado la vida profesional y personal de Gervasio Sánchez, "es raro el día que mi memoria no se detenga en aquel conflicto. […] Allí aprendí que la guerra no se puede contar. El horror es inimaginable para quien no lo ha vivido". Los más optimistas afirman que la ciudad no ha perdido su espíritu cosmopolita mientras los pesimistas creen que se ha disuelto en el desamparo de la posguerra. Pero casi todos claman contra los europeos : "Nos traicionaron durante la guerra y nos han abandonado después de los acuerdos de paz."
Crónica de Arturo Pérez Reverte de Sarajevo






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