martes, 30 de marzo de 2010

Poesía.Miguel Hernández



Pintada, no vacía:

pintada está mi casa

del color de las grandes

pasiones y desgracias.

Regresará del llanto a

donde fue llevada

con su desierta mesa

con su ruidosa cama.

Florecerán los besos

sobre las almohadas.

Y en torno de los cuerpo

se levará la sábana

su intensa enredadera

nocturna, perfumada.

El odio se amortigua

detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.

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