jueves, 10 de noviembre de 2011

Nadie es como cree que es.

Nadie es como cree que es, ni la imagen que quiere proyectar.Ni mucho menos es lo que halaga y suscribe; no. Leo habitualmente un foro de literatura dedicado a un autor concreto y en él casi todo el mundo defiende con mucha pasión y parcialidad sus artículos y libros; están generalmente de acuerdo con sus opiniones sobre grandes valores (en desuso) como la lealtad, honradez, nobleza, etc. Todos agradecen y se muestran conformes y de acuerdo con tan altos conceptos, se les llena el alma y teclean su vanidad y sus frustraciones, creyendo estar en posesión de los mismos. Pero resulta que nadie es capaz de opinar sobre su último libro, publicado el día 27 de octubre. Nadie quiere ser el primero; parece que esperan a que algún incauto ponga la primera línea para abalanzarse sobre él;y hacer exactamente lo que el idolatrado autor critica y que ellos aplauden; aplauden pero no practican, parece que necesitan la aprobación de los demás, para justificar sus actos; hay quien aparenta cualidad (y calidad) cuando realmente se es un miserable.




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