martes, 3 de julio de 2012

Otros valores. Antonio Muñoz Molina

Visto desde fuera, lo más llamativo del éxito de la selección española de fútbol es que responde a actitudes y a valores que son lo contrario de casi todo lo que prevalece en nuestra vida pública:
*La meritocracia democrática, y no el igualitarismo populista: los jugadores han tenido la oportunidad de desarrollar al máximo sus capacidades, independientemente de su origen social.
*El esfuerzo disciplinado y sostenido a lo largo del tiempo, y no el lujoso aspaviento ocasional.
*El respeto a la experiencia y a la edad, por encima del simulacro juvenil y la moda: Vicente del Bosque parece el retrato robot de cualquiera de esos empleados cincuentones y cargados de conocimiento a los que las empresas, lo mismo las públicas que las privadas, se apresuran a expulsar o a jubilar.
*La naturalidad de las diversas lealtades simultáneas, de las identidad fluidas que no tienen por qué negarse entre sí : entre pertenecer a la selección española y mostrar plenamente, por ejemplo, el origen catalán; las dos banderas tranquilamente juntas.
Es solo fútbol, claro, pero precisamente en el día de hoy hay otra información que merece ser resaltada, y que demuestra que en nuestro país hay cosas que se hacen muy bien, incluso mejor que en ningún otro sitio, que no estamos condenados genéticamente ni históricamente a nada, ni siquiera a tener que mendigar puestos de trabajo a un proveedor internacional de casinos y prostíbulos: cuánta gente de primera calidad trabajando en colaboración y rindiendo al máximo de sus capacidades hace falta para que en medio de todo lo sombrío que nos sucede sigamos teniendo un sistema nacional de transplantes, puntero en el mundo y rigurosamente público.

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