martes, 5 de abril de 2016

A mi madre. Ricardo Soria

Apenas era un niña cuando por amor cogió una varita mágica y se hizo madre: la mía. Viví dentro de ella nueve meses, algo que nunca experimentará mi carne. Me enseñó tantas cosas... A caminar, a ordenar unos sonidos extraños que tenían un significado mágico y maravilloso, a usar una cuchara,a vestirme... No lo recuerdo, pero seguro que alguna vez le robé una lágrima al decirle "Mamá, te quiero". Me leyó cuentos a diario y brotaban mariposas de su boca y sus dedos. Me cuidó durante muchas -lamentablemente- estancias en hospitales, me dio unos estudios, estabilidad, consejos, sonrisas... Fue y dio tantas cosas que sólo una las resume todas: amor. Crecí e intenté enseñarle cómo funcionaba un ordenador. Ufano y vanidoso con quien me había enseñado a caminar. Sólo sonrió. Crecí más y tuve mi opinión y mi camino. Doy cuentos largos a mis alumnos para que lean, guiado por ella, y encontré a quien quiero que me acompañe por la vida. Y a ti,  te digo mis primeras palabras como las últimas: "Mamá, te quiero". Pero ahora me toca a mí, así que acércame la varita mágica, por favor. Gracias. Un beso, mamá.

No hay comentarios: