miércoles, 2 de noviembre de 2016

Mong La, Birmania, paraíso de la ilegalidad

“Combos madre-hija”, “vírgenes recién llegadas” y “adolescentes con tetas grandes” es lo que pone en algunas de las tarjetas que las prostitutas reparten delante de los casinos ilegales y en los hoteles de Mong La, una localidad al este de Birmania. Es un paraíso de ilegalidad que existe gracias a un tratado firmado hace más de 25 años. Una guerrilla comunista, financiada por el negocio de las drogas y liderada por Lin Minxian, actuaba con ferocidad en esa parte del país. A cambio de que dejaran de sembrar el miedo se les concedió el territorio. Así que ahora está bajo el poder de los señores de la guerra.
Mong La, a la que las autoridades también llaman Unidad Especial Número Cuatro, está en territorio birmano en la frontera con China, pero la mayoría de las señales están en mandarín, la moneda es el yuan chino y la red de móvil también es china. Un oasis de libertad sin límites donde fluye el juego, el contrabando, el sexo y los mercados de bienes ilegales.
En China las apuestas son ilegales en casi todo territorio, excepto en las Regiones Administrativas Especiales de Macao y Hong Kong. En Birmania no acaban de estar completamente reguladas, por eso los casinos callejeros de Mong La son el cebo perfecto para hordas de turistas asiáticos(mayoritariamente chinos) que buscan divertirse explotando los siete pecados capitales. Algunos de estos edificios están decorados con columnas griegas y estatuas doradas, llenos de humo de cigarro y de ‘viajeros’ que juegan sin parar. A sus puertas el negocio del sexo florece sin disimulo, con filas de prostitutas que ofrecen todo tipo de servicios.
Dicen que la parte más famosa de sus destartalados mercados no es la de las armas (aunque también la hay), sino la dedicada a vender animales exóticos en peligro de extinción. Marfil, pieles de leopardo, de elefante, calaveras de tigres… También animales vivos como pitones, tortugas de caparazón blando o crías de oso en jaulas enanas y asfixiantes, además de pangolines, uno de los mamíferos con los que más se trafica y en peligro de extinción. Su carne se considera una delicatessen en muchos países asiáticos y algunos creen que sus escamas tienen propiedades medicinales especiales.

Como explican Bertil Lintner y Michael Black en Merchants of Madness: The Methamphetamine Explosion in the Golden Triangle, más allá de todo lo que se consume y se vive en esa Tijuana asiática, muchas pistas apuntan a que el señor de la guerra de Mong La, Lin Minxian, no se contenta con ello y está ampliando sus tentáculos. Se cree que está instalando laboratorios de metanfetamina en zonas cercanas a la ciudad – pero que son plena jungla –, una droga que les sale mucho más rentable que el opio con el que se solía traficar hasta hace poco en la zona.


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