jueves, 8 de abril de 2010

Códice de Dresde


La primera noticia sobre el códice proviene de un documento de 1739, en el que se registra que Johann Christian Göetze, en ese tiempo director de la Biblioteca Real de Dresde, lo compró en Viena, Austria, junto con otros libros y documentos antiguos. Se cree que la pictografía maya haya sido parte de los regalos “exóticos” provenientes de México que fueron llevados a Europa por Hernán Cortés y entregados al emperador Carlos V, en algún momento cuando se encontraba en la ciudad citada.

Características físicas. El códice, doblado en forma de biombo, está actualmente incompleto. Conocemos ahora 39 láminas con una medida aproximada de 9 cm de ancho y 20.4 cm de altura. Esta característica de formato –más alto que ancho– es distintiva de los códices mayas prehispánicos que han sobrevivido. El soporte es una característica que comparte con otras pictografías mesoamericanas: fue elaborado de la corteza interior de un árbol de la familia de las higueras silvestres, abundante en Yucatán. Además, y para producir una superficie lisa y blanca, el soporte fue cubierto con una capa de estuco de gran finura.

Formas y colores. Al igual que en otros códices mesoamericanos, los contornos de las figuras han sido delineados, con gran cuidado, en negro. Actualmente se notan en particular colores como el negro, rojo, azul y azul-verde. Otros, como el amarillo y el café, se han desvanecido con el paso del tiempo. Las láminas están frecuentemente divididas en tres partes mediante líneas horizontales que presentan, de manera simultánea, las actividades o situaciones referidas al elenco de dioses y diosas. A diferencia de otros códices prehispánicos, en éste la expresión gráfica que combina texto e imagen ha facilitado, en gran medida, el desciframiento de los glifos construidos fonéticamente.

LUGAR DE ORIGEN Debido a que el lenguaje primario de los textos glíficos es el yucateco, se asume que el códice proviene de esta península. También han sido detectadas influencias y palabras procedentes del ch’olan y algunos préstamos lingüísticos del náhuatl. Basados en la información calendárica, los primeros investigadores del códice propusieron Chichén Itzá como el lugar de origen. En la actualidad, y gracias al mayor conocimiento de la arqueología de la región, se ha planteado también la costa oriental de la península como su área de procedencia.

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