viernes, 15 de octubre de 2010

Asertividad


La asertividad es la habilidad de expresar nuestros pensamientos, sentimientos y creencias asumiendo las consecuencias y a la vez respetar la opinión de los otros.

Entonces, ¿por qué nos cuesta decir que no? Son varias la razones: la búsqueda de aprobación, la preocupación por ayudar a los demás a la espera de que éstos hagan lo propio con nosotros en el futuro,evitar una situación de confrontación, el miedo al rechazo, comodidad...


No saber decir que no supone entrar en un círculo vicioso del que resulta difícil escapar. Cada vez nos comprometemos a hacer más cosas: en el trabajo, en casa, en nuestro círculo de amistades...
No debemos olvidar que tenemos derechos para expresar, sentir y actuar según nuestros principios sin agredir al resto de personas.

Es imprescindible tener confianza en uno mismo y hacer el ejercicio de ponerse en la piel del otro, porque de este modo entenderemos el punto de vista de la otra persona aunque no lo compartamos. Si a la hora de actuar nos viniera a la mente esta frase "no hagas al otro aquello que no quieres que te hagan a ti", probablemente la convivencia sería más sana.

Dar respuestas negativas supone un esfuerzo, empeñados como estamos en caer bien, en resultar tolerantes, comprensivos, amables y diligentes. La timidez y la falta de autoestima son problemas añadidos a la hora de decir que no.


Comienzan a adquirir relevancia planteamientos como los de evitar problemas innecesarios y propiciar un buen ambiente con el entorno, caer bien a los demás, soslayar las discusiones... El problema surge cuando esta tendencia se consolida en exceso y, por timidez, comodidad o pragmatismo se convierte en hábito.

Hay que diferenciar entre no contrariar a nuestros interlocutores porque coincidimos con sus propuestas, opiniones o planteamientos y entre hacerlo por sistema, siempre y en cualquier circunstancia. Si no manifestamos nuestro desacuerdo cuando discrepamos en cuestiones importantes, o si hacemos lo que consideramos inapropiado o lo que resulta perjudicial para nuestros intereses, anteponemos las necesidades, opiniones o deseos de los demás a los nuestros.

Algunas personas sufren cada vez que se han de negar a algo, bien sea por miedo a defraudar las expectativas de otros, bien por temor a no dar "la talla" o a no saber argumentar su negativa, o por simple pereza y comodidad. Se trata, en definitiva, del miedo a no ser valorados y queridos. Nuestra necesidad de ser valorados, atendidos y tenidos en cuenta, puede llevarnos a mostrar una constante disponibilidad a todo, lo que nos sume en una dependencia no sólo de los demás, sino de esa imagen desde la que actuamos, y que queremos transmitir a los demás, pero que no es cierta.

Hemos de buscar un equilibrio que nos permita ser tolerantes y comprensivos, pero siempre habilitando un espacio para expresar nuestros matices o discrepancias.

El problema de no saber decir “no” es que después tenemos que afrontar las consecuencias. Nos obligamos a vivir situaciones que no deseábamos y lleva unido el miedo a no ser aceptado por la otra persona si nos negamos.

Es muy importante para aprender a decir “no” saber reconocer cual es nuestra necesidad, deseo o interés. Una vez que identificado, solamente nosotros podremos decidir si en ese momento es un necesidad o no lo es. Nadie puede definir esto por ti.


Hay demasiadas relaciones vacías, formales, vestidas de cordialidad y buenos modeales. Una cosa es la sociabilidad y otra muy distinta la hipocresía del "quedar bien" a toda costa.

No hay comentarios: