
Culpa nuestra porque enviamos a los políticos la señal de que nos importaba más un partido de fútbol que la aprobación de una ley, aunque sólo lo segundo pudiera afectarnos. Porque nos dejamos engañar y pagamos viviendas al triple de su valor real, seguros de que algún día podríamos engañar nosotros y venderlas aún más caras. Porque nos encerramos en el provincianismo y nos repetimos que como en España no se vivía en ningún sitio, a menudo sin haber vivido en ningún otro sitio. Porque decidimos creer a presidentes que nos aseguraban que estábamos a la cabeza del mundo desarrollado, cuando apenas liderábamos su cola. Porque nos negamos a escuchar a quienes advertían que lo nuestro no podía durar y seguimos a ciegas a los que repetían que duraría siempre. Porque sólo nos hemos indignado por la crisis cuando ha llamado a nuestra puerta, ignorándola mientras empobrecía a otros. La culpa es nuestra, también.
David Jiménez, periodista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario