viernes, 28 de agosto de 2009

Museo Virtual del Diseño Gráfico


Nace el primer museo virtual del diseño gráfico • Albert Isern vuelca en la red su preciada colección de envases y pequeños impresos creados en España durante la primera mitad del siglo XX con el objetivo de difundirlos y preservarlos del olvido
Tiene obras de arte, una colección permanente y exposiciones temporales. El fondo puede disfrutarse cronológica o temporalmente. Abre las 24 horas del día los 365 días del año. Y la entrada es gratuita. Se trata del Museo Virtual del Diseño (http://www.museovirtual.info/), una sala de arte focalizada en el diseño gráfico español que se diferencia de las galerías convencionales por su exclusiva virtualidad. La iniciativa la puso en marcha, en el 2001, el diseñador Albert Isern (Badalona, 1940). Ahora, en el 2009, reabre con las salas totalmente remodeladas, con una potente interfaz y con una oferta ampliada.Es una propuesta única tanto por su concepción como por su vocación participativa. «El objetivo del museo es conservar y recuperar la historia del diseño gráfico español», explica su promotor, «un patrimonio que se está perdiendo, pero que en este país tiene una gran tradición», añade. Isern atesora parte de este patrimonio en una amplia colección particular que ahora, aprovechando las nuevas tecnologías, ha puesto «al alcance de todo el mundo», escaneando las piezas y volcándolas en internet. E invita a participar a otros diseñadores que guarden elementos de la cultura gráfica: «La idea es que entre todos recuperemos la historia y que a medio plazo esto se convierta en una plataforma de consulta que abarque toda la riqueza y variedad del diseño español», apunta. Según Isern, el olvido de esta parte del arte viene dado tanto «por la falta de iniciativas de difusión y conservación como por la propia fugacidad de las piezas». El diseño gráfico, aunque presente en los miles de objetos que se utilizan diariamente, es algo muy efímero. El papel de un caramelo, la etiqueta de una lata de conservas y la vitola de un puro son elementos pensados y dibujados por un profesional, pero que suelen acabar en la papelera sin que nadie les haga mucho caso. De esta manera, auténticas obras de arte, sobre todo anteriores a la década de los 60–momento en el que el diseño toma envergadura–, se han perdido. Y es en esa etapa, en la primera mitad del siglo XX, la época en que se centra la mayor parte de la colección, aunque en un futuro se pretende que cada década esté bien representada.Isern habla de cromos de promoción, de felicitaciones de navidad, de envases, de anuncios, de cabeceras de revistas, y, sobre todo, de pequeños impresos, estos últimos muy importantes en Catalunya durante el noucentisme, aunque hoy en día la mayoría están desaparecidos o dispersos en colecciones privadas. «De hecho, se trata de objetos que están al mismo nivel que los carteles, las únicas piezas que históricamente se han valorado y coleccionado», afirma. Muchas de las obras expuestas provienen del territorio catalán, pionero en la disciplina, pero la colección abarca todo el ámbito español: «es muy importante el diseño generado por la industria conservera del norte, los viticultores del sur y los productores de naranjas de Valencia», aclara Isern, que no cierra puertas a nuevas geografías: «Si puntualmente hay algo de fuera que interese, puede ser incluido», afirma.Por ahora, solo hay una parte de la colección expuesta, «poco a poco iremos incorporando el resto», explica. La dinámica de inclusión se hace a través de las exposiciones temporales. Cada mes se organiza una muestra temática: cajas de azafrán, latas de aceite, estuches de medicamentos, etcétera. Y después, las piezas de la exposición pasan a engrosar las salas del museo. Actualmente se exhiben cinco muestras: Envoltorios de caramelos, Tarjetas QSL de radioescuchas, Letras capitulares, Felicitaciones navideñas y Juego de naipes. Todas son una maravilla del diseño pero algunas, además, son muy insólitas, ya sea por su fugacidad –los envoltorios de caramelo son lo primero que se tira– o por su plástica –las capitulares de la revista Estudios son un ejemplo de tipografía innovadora–. La única exposición de piezas actuales es la de los naipes: 48 diseñadores en activo han hecho su propia interpretación de las cartas de la baraja. Y como rara avis presenta Isern la muestra que recoge las fichas de identificación de radioaficionados: «Son una maravilla por la tipografía y los colores, tienen una gran fuerza», afirma. Sobre su obra preferida de la colección, Isern no se pronuncia. Destacar una por encima de las otras es pedir demasiado a un hombre que afirma tener dos pasiones: «el diseño y su preservación».

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