jueves, 22 de octubre de 2009

Metro II


LONDRES
El 'Tube' (tubo) es el decano de los metros del mundo. Nació en 1863, cuando el ferrocarril aún usaba locomotoras de vapor. De ahí que existan abundantes huecos de ventilación, camuflados en arquitectura victoriana. Durante la II Guerra Mundial —como en Madrid en la Guerra Civil— algunas estaciones se convirtieron en refugio, comedor y hasta clínica.

Con mil millones de desplazamientos al año, el metro es el transporte más rápido para desplazarse por Londres. Sin embargo, los parones y los retrasos son un mal endémico, al que en los últimos tiempos se han sumado las suspensiones por obras. A diferencia del de Madrid, el metro de Londres funciona por zonas, algo que hay que tener en cuenta a la hora de adquirir los billetes. Además, por el mismo andén pasan varias líneas.

Su logotipo, la 'redondela', es el motivo preferido en el 'merchandising'. Y siempre ha mantenido una relación estrecha con el arte: sus carteles, por ejemplo, fueron diseñados en los 20 por artistas como Man Ray o Fougasse.

NUEVA YORK
El metro de Nueva York es una de las señas de identidad de la ciudad, y su visita, tan obligatoria como pasar por Times Square. Es, además, una estrella del cine: escenario de cientos de películas, habitualmente relacionado con el crimen y la delincuencia. Y es que en los 80 el 'subway' era bastante peligroso. Hoy es un transporte democrático. Y un mosaico de culturas. Como dice el periodista Ramón Lobo, es posiblemente el único del mundo en el que uno puede toparse con Caroline Kennedy acompañada de un actor vestida de fiesta.

Abierto desde 1904, es uno de los suburbanos más transitados del mundo, con cinco millones de pasajeros diarios, y funciona las 24 horas. Y aunque es conocido como 'subway', lo cierto es que una parte importante de su red está en la superficie. Sus puntos fuertes son su cobertura y rapidez, incrementada con los expresos, que sólo paran en algunas estaciones. Suspende en limpieza.
Como en el de Londres, por una misma vía pasan diferentes líneas, que pueden distinguirse por colores, números y letras. Y para orientarse, es fundamental tener claros dos conceptos: 'uptown' y 'downtown', para no equivocarse de dirección ni pagar dos veces.

MOSCÚ
El suburbano de la capital rusa es una obra de arte: los mármoles, esculturas, vidrieras y lámparas que pueblan sus pasillos lo convierten en un auténtico 'palacio subterráneo', que alcanza su máxima expresión en estaciones como Komsomolskaya o Kiyevskaya.

Inaugurado en 1935, es, junto con el de Tokio, el metro más transitado del mundo, con más de 2.500 millones de pasajeros anuales. Su densidad obligó a crear la figura del 'empujador'. Es la forma más sencilla de moverse por Moscú, y su profundidad lo convierte en un gran aliado contra el frío. Usado como refugio durante la II Guerra Mundial, cuentan las crónicas que se convirtió en improvisado paritorio de decenas de bebés.

Hoy, podría volver a ejercer de cobijo en caso de ataque nuclear: estaciones como Arbátskaya se construyeron a gran profundidad con esta finalidad durante la Guerra Fría. Y cuentan que existen túneles secretos que conectan el Kremlin con estos refugios.

PARÍS
Lejos de poder competir con la belleza del de Moscú, las bocas de hierro forjado del metro de París son una obra de arte. De estilo Art Nouveau, son uno de los símbolos de la capital francesa. Cabe reseñar por decoración las estaciones de La Bastilla o Arts et Métiers

Inaugurado en 1900, el metro de París es el tercero más extenso de Europa, detrás de los de Londres y Madrid, con 16 líneas, 300 estaciones y unos 1.500 millones de usuarios al año. Los puntos fuertes son su rapidez y cobertura. No aprueba, sin embargo, en limpieza y señalización.

Los parisinos consideran descortés permanecer sentado cuando el vagón está abarrotado, aglomeraciones aprovechadas por los carteristas para hacer su 'trabajo', como advierte la dirección del metro a través de carteles y megafonía.

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