viernes, 10 de junio de 2011

Confidencias

"Voy a contarte una pequeña historia. Ayer había quedado con una amiga para comer; antigua compañera de estudios. Me avisó que se le habían complicado las cosas y llegaría unos veinte minutos tarde. Así que pude reflexionar durante un rato, yo solito, y en un ambiente alejado de la rutina de todos los días, lo que a veces funciona mucho mejor para ver las cosas con perspectiva.


Habíamos quedado en un restaurante vegetariano que estaba hasta la bandera. Imagínate la situación: la mayoría mujeres jóvenes o no tan jóvenes, con sus amigas y algún que otro amiguete modernillo, de esos que tienen poca chicha (y poca sangre... será por la dieta).


Ellas, muy naturistas y tal, forma de vestir desenfadada pero modernas, con algún toque de sofisticación y elegancia. En principio, más atractivas que guapas, de las que a mí normalmente me gustan... pero... Pero no, a pesar de los continuos barridos entre la concurrencia, mientras daba cuenta de un par de cervezas, en ayunas , no encontré ni una sola que me llamara realmente la atención. Hasta que me di cuenta de que estaba intentando encontrar a alguien que no se encontraba allí. Alguien que, en caso contrario, habría significado que estaría ilusionado, contento y emocionado como un chiquillo. Alguien que me daría luz y vida y calor y que sacaría del ralentí a este pedazo de muermo.



Y, evidentemente,no era mi amiga"

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