Las redes sociales han introducido un nuevo modelo de comunicación. Ya no necesitamos hablar, escuchar o ver al otro, podemos, simplemente, perdernos en la luz de la pantalla de ordenador y conectar con los demás a través del nuevo mejor amigo del hombre, internet.
Sin embargo, como todo los grandes avances, la comunicación virtual puede preceder un efecto muy negativo. Sólo hay que preguntar al fotógrafo parisino Jualian Mauve. Sus serie Lonely Windoy -'ventana solitaria', en español- aborda el hecho de que con el aumento de la conectividad sin interacción física, ha aparecido una nueva forma de soledad.
Para muchos existe un momento en el que la pantalla se transforma en una barrera y no un portal para relacionarse con el mundo, lo que altera no sólo nuestra forma de relacionarnos con otra gente, sino nuestra concepción y tranquilidad sobre estar solo.
"Los perfiles digitales han cambiado totalmente la forma en la que percibimos e interactuamos con el mundo", explica Mauve en su web. "Hemos aprendido nuevas maneras de comunicarnos sin ver o hablar con el otro físicamente. A través de su resplandor, la pantalla se convierte en una ventana a un nuevo mundo y al mismo tiempo introduce un nuevo tipo de soledad", añade.
Lonely Window muestra las caras de los usuarios frente al ordenador, iluminadas por una tenue luz. Sus bocas, ojos estáticos, expresiones vacías evocan un preocupante sentimiento de pérdida y desesperanza... hasta que te das cuenta de que esa luz es sólo la de la pantalla y, de repente, esas expresiones no parecen tan inusuales.
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