domingo, 26 de abril de 2009

Villa romana de La Olmeda

Los vestigios arqueológicos de esta villa romana se sitúan en las inmediaciones de Pedrosa de la Vega (Palencia), siendo su acceso, partiendo de la carretera general de Palencia a Saldaña, una carretera que se inicia en la localidad de Gañinas y que conduce directamente al yacimiento arqueológico.
La villa romana de La Olmeda es una de las más completas y ricas que el pasado nos ha legado en toda la Hispania romana, siendo de destacar, además, que sus mosaicos polícromos se incluyen entre los más bellos de todo el Occidente del mundo tardorromano.


Arquitectónicamente la villa de La Olmeda es un edificio cuya estructura gira en torno a un gran patio de forma rectangular, rodeado de cuatro galerías a las que acceden las diferentes habitaciones. Cuatro torres, cuadradas en la fachada Norte y octogonales en la del Sur, se sitúan en los flancos de la villa. El edificio hubo de tener dos plantas, ya que se han podido identificar los vestigios de las escaleras que accedían a las habitaciones del piso superior.



Los inicios de esta villa romana parecen remontarse a los años finales del siglo I d.C., alcanzando su ocupación hasta los postrimerías del siglo III, momento de fuerte crisis económica y social. Durante el siglo IV la villa fue reedificada, de nueva planta y en distinto lugar, estimándose que es en tiempos de Teodosio, finales del siglo IV, cuando alcanza su mejor momento de esplendor. Es ahora cuando se colocan en los suelos de sus estancias los más bellos mosaicos de la casa. Los "honestiores" que residieron en la villa de La Olmeda supieron, sin duda, dotar a su residencia campestre de los más exquisitos lujos que la vida urbana podía ofrecer en ese momento; los vestigios arqueológicos conservados lo acreditan de forma fehaciente.
A finales del siglo V, o quizás ya en el siglo VI, la residencia es abandonada de forma precipitada. Se desconocen las causas concretas de la violencia y destrucción que se acusan en la villa, pero lo cierto es que nadie quiso, o pudo, pararse a recuperar los abundantes utensilios que quedaron abandonados entre las ruinas. Así al excavar la villa fue frecuente encontrar útiles de bronce o hierro atrapados, a veces, debajo de muros caídos o entre niveles de techumbre y cenizas.
Los mosaicos que decoran los suelos de la villa son, sin duda, el principal atractivo que ésta ofrece a sus visitantes. Como pieza realmente de excepción sobresale el mosaico que pavimenta el "oecus", que representa el momento en que Aquiles es descubierto por Ulises en el gineceo de Licomedes, en donde lleva una vida placentera a la que habrá de renunciar para ayudar a los griegos en su lucha contra la ciudad de Troya. En la representación, una de las hijas de Licomedes, Deidamía, sujeta con fuerza al héroe intentando evitar que acuda a la llamada de Ulises.

Esta escena principal, formada por doce figuras de cuerpo entero, de tamaño mayor que el natural, está rodeada por un amplio marco en el que se representan en medallones situados entre ánades los retratos de diferentes personajes, posiblemente los distintos miembros de la familia del propietario de la villa. En las esquinas se sitúan las imágenes de las Cuatro Estaciones del año y en otro cuadro ubicado en la parte inferior del de Aquiles figuran escenas de cacería, "venationes", que nos hablan de uno de los placeres que la vida campestre ofrecía a estos ricos propietarios bajo-imperiales. En ella se representan tanto animales propios de la zona (jabalí u oso) como exóticos (león, tigre, etc.).

Otros mosaicos de la villa contiene representaciones polícromas de asuntos de tipo geométrico, destacando entre ellas la decoración de la habitación número 20, en la que figura un gran octógono en cuyos ocho lados se desarrollan sendos cuadrados, unidos a su vez entre sí por rombos o triángulos. El conjunto de la composición sobresale por su belleza y borroquismo.

En las inmediaciones de la villa de La Olmeda, a unos 400 metros al Sur, se identificó una importante necrópolis en la que se han excavado más de 500 enterramientos, en los que, frecuentemente, se han encontrado diferentes ofrendas al difunto (ajuares funerarios). Entre ellas se incluyen puñales del tipo denominado "Simancas", broches de cinturón de bronce para la sujeción del puñal, puntas de lanza, etc. Este tipo de ajuar, frecuente en las necrópolis del "limes" germano, parece sugerir que algunos de los que vivieron y murieron en La Olmeda pudieron pertenecer a esos grupos de colonos armados, los "laeti" o "limitanei", que habrían entrado al servicio de los grandes señores latifundistas, prestándoles servicios tanto de trabajo agrícola como de carácter defensivo-militar.

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