domingo, 20 de septiembre de 2009

En el espejo de las grandes ciudades. Félix de Azúa


La verdad es que desde niños nos sentimos algo reticentes a aceptar aquello de que "la cara es el espejo del alma". Conocíamos demasiadas niñas con unas trenzas de suave hilo dorado, mirada ensoñada y boca de mandarina que, cómo olvidarlo, eran unas impresentables cerdas insolidarias que no nos hicieron el menor caso. Materialistas ruines sin órgano para la lírica. En fin, que la cara podía esconder abismos de abyección capitalista.

En cambio estoy persuadido de que todos los lectores coincidirán conmigo en que la ciudad es el espejo de su clase dirigente. Cuando uno se pasea por París no es preciso que le digan que todos los políticos franceses tienen estudios superiores. Si pasea por Londres sabe que ni uno sólo de los munícipes ignora el monólogo de Hamlet. Y si pasea por Berlín tiene el convencimiento de que el ayuntamiento en pleno lee cada noche varios capítulos de "La crítica del juicio". Analógicamente, también sabemos que basta con dar dos pasos por Nápoles para ver a Berlusconi en pijama con una señora de labios abultados bajando por Via Toledo, vaya pareja, y que en Estambul los munícipes se meten el dedo en la nariz y eructan cuando les preguntas una dirección.

Ayer hube de bajar a la zona histórica de Barcelona. Todavía hay quien cree que la nuestra es la ciudad razonable, aseadita, un poco cursi, pero muy confortable que inventaron Bohigas, Maragall, Serra y otros municipales con carrera universitaria. La actual es mucho mejor. Sólo admite comparación con la salida de un partido de fútbol entre rivales ingleses. Divinas Ramblas tan parecidas a un botellón granadino, pero con mil razas y religiones compitiendo por ver quien vomita más lejos. ¡Qué alianza de civilizaciones!

Se ha armado un gran barullo porque "El País" publicó unas fotos en las que se veía a numerosas personas fornicando (a tergo) por las Ramblas, hembras y machos. Son escenas tan usuales que uno se pregunta la razón del escándalo. Sólo cabe una explicación. Los del Ayuntamiento han reconocido a uno de los clientes. Y era horario de despacho.



Artículo publicado el sábado 5 de septiembre de 2009.

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